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Ussía: sueldazo en el ‘Titanic’
El pulso judicial entre el columnista y ‘La Razón’ abre el debate sobre las retribuciones top en un sector en crisis.
Por Roberto Figueroa / Fotografía JEOSM #thetrueshoot
¿Cuánto ganan los columnistas? ¿Cuánto se llevan los tertulianos estrella de las radios y televisiones mientras la base del periodismo vive mayoritariamente sin perspectiva de ascensos? La pregunta recorre todas las redacciones de los medios en el país. Azotados por los recortes desde hace años, ahora acogotados por la inflación y la caída de la publicidad y el tráfico, los periodistas sospechan que hay un selecto grupo de elegidos que se lo llevan con mucho menos esfuerzo: los columnistas y opinadores estrella. Esa sensación de agravio ha ido creciendo conforme se popularizaba el uso del chartbeat, la medición de tráfico en tiempo real y que, salvo contadas excepciones, demuestra que el público apenas lee opinión, que esos que se pavonean de sus columnas en los despachos apenas tienen influencia en la sociedad porque casi nadie los lee ni comparte sus artículos.
El pasado julio, El País lanzó una oleada de recortes en colaboraciones, lo que llevó a prescindir de firmas como Antonio Elorza, ejemplo de columnista irrelevante a efectos de tráfico, o Ricardo Dudda. Otros, como Carlos Boyero, ya sufrieron recortes con respecto a sus colaboraciones iniciales. Pero eso no evita que haya habido auténticos reyes de la columna que han seguido bailando al son de la orquesta y tomando caviar mientras su barco se hundía. Uno de los más espectaculares ejemplos es Alfonso Ussía. Noble y descendiente del escritor Pedro Muñoz Seca, fue uno de los fichajes estrella de La Razón en su fundación. Luis María Anson se lo robó a ABC en 2004. Lo hizo, como se hacen estas cosas, a base de talonario. Sellaron un espectacular contrato hasta ahora desconocido que se fue prorrogando hasta que en 2015 firmaron una última modificación. “Estableciéndose que el colaborador se comprometía a entregar a La Razón siete artículos originales a la semana para su publicación en el diario, con el consiguiente incremento de la retribución pactada en la cláusula segunda por un importe total de 297.310,32 euros anuales [...] de donde resulta una remuneración mensual de 24.775,86 euros (814,55 euros/día)”. Más coche y chófer.
Las cifras las conocemos por una sentencia del pasado mes de julio sobre el despido de Ussía. El escritor anunció el 24 de marzo de 2020 en Twitter: “Me acaba de comunicar mi director que mañana, por primera vez en quince años, no saldrá por censura interior mi artículo en La Razón”. Después de eso, Ussía criticó que el director, Francisco Marhuenda, pretendía publicar su artículo en la misma página que él, algo que consideraba una deshonra. Envió una serie más de artículos que nunca se publicaron. Ahí acabó la relación laboral y Ussía demandó por despido. En primera instancia, un juzgado ordenó a La Razón a indemnizarlo con 509.703,59 euros como despido o readmitirlo. El diario recurrió y el pasado 18 de julio el Tribunal Superior de Justicia de Madrid rectificó esa primera sentencia. El tribunal considera que Ussía no era un trabajador del diario porque la empresa no fijaba los temas de sus artículos “ni la forma ni el contenido de los mismos; no se le transmitían órdenes, ni se fijaba la forma en que debía realizar sus artículos”.
La sentencia resta importancia al veto de la publicación: “El veto del Director a alguno de los artículos enviados, en modo alguno podría interpretarse como una medida disciplinaria. De hecho, el compromiso suscrito entre las partes era exclusivamente el de enviar, por parte del colaborador literario o columnista el número de artículos originales a la semana que en cada momento se pactase; no comprometiéndose la empresa, obviamente, a la necesaria publicación de los mismos”. La sentencia enumera que Ussía ni tenía dependencia jerárquica, ni iba a las instalaciones. “Todos los indicios expuestos nos permiten afirmar, en contra de lo resuelto por la juzgadora de instancia, que existió una relación de carácter civil de arrendamiento de servicios entre las partes”. Por todo, concluyen que Ussía debe dirigirse a la jurisdicción civil y no a la social (la de los trabajadores en nómina) y el caso vuelve a la casilla de salida. Mientras Ussía cobraba 300.00 euros al año, La Razón, diario vinculado a los propietarios del grupo Planeta, ha tenido un plan de bajas incentivadas, no ha cubierto las salidas y jubilaciones de periodistas y algunos de sus más destacadas firmas han acudido al director, Francisco Marhuenda, a pedir aumento de sueldo.
Ussía es ahora la firma estrella de El Debate, el diario de la Asociación Católica de Propagandistas. Está dirigido por otro ex de ABC, Bieito Rubido. ¿Cobrará en El Debate cantidades siquiera cercanas a las de La Razón? Si eso ganaba Ussía… ¿cuánto ganará Marhuenda? ¿Cuánto tiempo seguirán denunciando la desigualdad de los directivos del Ibex medios que aplican ese tipo de política? Y lo que se preguntan cada vez más redactores con el sueldo congelado y sin perspectivas de ascenso: ¿cuántos más Ussías quedan por los diarios y las tertulias de televisión y radio? El hijo de Ussía ha debutado este verano como columnista en El Confidencial. Como metáfora del cambio de los tiempos, no podrá ni soñar con llegar a las cifras de su padre. La fiesta en la prensa hace tiempo que se acabó y a los jóvenes les toca fregar los platos y rebuscar entre las sobras del festín que se dieron algunos de sus mayores.
¿Cuánto ganan los columnistas? ¿Cuánto se llevan los tertulianos estrella de las radios y televisiones mientras la base del periodismo vive mayoritariamente sin perspectiva de ascensos? La pregunta recorre todas las redacciones de los medios en el país. Azotados por los recortes desde hace años, ahora acogotados por la inflación y la caída de la publicidad y el tráfico, los periodistas sospechan que hay un selecto grupo de elegidos que se lo llevan con mucho menos esfuerzo: los columnistas y opinadores estrella. Esa sensación de agravio ha ido creciendo conforme se popularizaba el uso del chartbeat, la medición de tráfico en tiempo real y que, salvo contadas excepciones, demuestra que el público apenas lee opinión, que esos que se pavonean de sus columnas en los despachos apenas tienen influencia en la sociedad porque casi nadie los lee ni comparte sus artículos.
El pasado julio, El País lanzó una oleada de recortes en colaboraciones, lo que llevó a prescindir de firmas como Antonio Elorza, ejemplo de columnista irrelevante a efectos de tráfico, o Ricardo Dudda. Otros, como Carlos Boyero, ya sufrieron recortes con respecto a sus colaboraciones iniciales. Pero eso no evita que haya habido auténticos reyes de la columna que han seguido bailando al son de la orquesta y tomando caviar mientras su barco se hundía. Uno de los más espectaculares ejemplos es Alfonso Ussía. Noble y descendiente del escritor Pedro Muñoz Seca, fue uno de los fichajes estrella de La Razón en su fundación. Luis María Anson se lo robó a ABC en 2004. Lo hizo, como se hacen estas cosas, a base de talonario. Sellaron un espectacular contrato hasta ahora desconocido que se fue prorrogando hasta que en 2015 firmaron una última modificación. “Estableciéndose que el colaborador se comprometía a entregar a La Razón siete artículos originales a la semana para su publicación en el diario, con el consiguiente incremento de la retribución pactada en la cláusula segunda por un importe total de 297.310,32 euros anuales [...] de donde resulta una remuneración mensual de 24.775,86 euros (814,55 euros/día)”. Más coche y chófer.
Las cifras las conocemos por una sentencia del pasado mes de julio sobre el despido de Ussía. El escritor anunció el 24 de marzo de 2020 en Twitter: “Me acaba de comunicar mi director que mañana, por primera vez en quince años, no saldrá por censura interior mi artículo en La Razón”. Después de eso, Ussía criticó que el director, Francisco Marhuenda, pretendía publicar su artículo en la misma página que él, algo que consideraba una deshonra. Envió una serie más de artículos que nunca se publicaron. Ahí acabó la relación laboral y Ussía demandó por despido. En primera instancia, un juzgado ordenó a La Razón a indemnizarlo con 509.703,59 euros como despido o readmitirlo. El diario recurrió y el pasado 18 de julio el Tribunal Superior de Justicia de Madrid rectificó esa primera sentencia. El tribunal considera que Ussía no era un trabajador del diario porque la empresa no fijaba los temas de sus artículos “ni la forma ni el contenido de los mismos; no se le transmitían órdenes, ni se fijaba la forma en que debía realizar sus artículos”.
La sentencia resta importancia al veto de la publicación: “El veto del Director a alguno de los artículos enviados, en modo alguno podría interpretarse como una medida disciplinaria. De hecho, el compromiso suscrito entre las partes era exclusivamente el de enviar, por parte del colaborador literario o columnista el número de artículos originales a la semana que en cada momento se pactase; no comprometiéndose la empresa, obviamente, a la necesaria publicación de los mismos”. La sentencia enumera que Ussía ni tenía dependencia jerárquica, ni iba a las instalaciones. “Todos los indicios expuestos nos permiten afirmar, en contra de lo resuelto por la juzgadora de instancia, que existió una relación de carácter civil de arrendamiento de servicios entre las partes”. Por todo, concluyen que Ussía debe dirigirse a la jurisdicción civil y no a la social (la de los trabajadores en nómina) y el caso vuelve a la casilla de salida. Mientras Ussía cobraba 300.00 euros al año, La Razón, diario vinculado a los propietarios del grupo Planeta, ha tenido un plan de bajas incentivadas, no ha cubierto las salidas y jubilaciones de periodistas y algunos de sus más destacadas firmas han acudido al director, Francisco Marhuenda, a pedir aumento de sueldo.
Ussía es ahora la firma estrella de El Debate, el diario de la Asociación Católica de Propagandistas. Está dirigido por otro ex de ABC, Bieito Rubido. ¿Cobrará en El Debate cantidades siquiera cercanas a las de La Razón? Si eso ganaba Ussía… ¿cuánto ganará Marhuenda? ¿Cuánto tiempo seguirán denunciando la desigualdad de los directivos del Ibex medios que aplican ese tipo de política? Y lo que se preguntan cada vez más redactores con el sueldo congelado y sin perspectivas de ascenso: ¿cuántos más Ussías quedan por los diarios y las tertulias de televisión y radio? El hijo de Ussía ha debutado este verano como columnista en El Confidencial. Como metáfora del cambio de los tiempos, no podrá ni soñar con llegar a las cifras de su padre. La fiesta en la prensa hace tiempo que se acabó y a los jóvenes les toca fregar los platos y rebuscar entre las sobras del festín que se dieron algunos de sus mayores.
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