print $title?>
Un proyecto de resistencia
La empresa editora de esta revista perdió 27.000 euros en 2022, pero la movilización de los lectores garantiza la continuidad
Edu Galán se ha desvinculado amigablemente de la empresa en busca de nuevos horizontes profesionales
Mongolia ha profundizado las sinergias con ElDiario.es, Infolibre, Teatro del Barrio y Filmin
La Junta anual de Editorial Mong, SL, la empresa editora de esta revista, aprobó el pasado julio por unanimidad las cuentas del ejercicio de 2022, que se cerraron con unas pérdidas de 27.545 euros. A pesar de los números rojos, Mongolia logró sobrevivir en un entorno especialmente complicado para los medios, y especialmente los impresos que se venden en el quiosco, como consecuencia de los efectos de la guerra de Ucrania, tanto en el capítulo de gastos — con un aumento brutal de los costes de impresión, superior al 40%— como de los ingresos, con una tendencia generalizada en el sector de reducción de suscripciones por el impacto de la crisis en el presupuesto de las familias.
La reunión anual de socios de Mongolia se celebró en la sede de la empresa, en Premià de Mar (Barcelona), con la participación de más del 74% del derecho de voto. Todas las decisiones se tomaron por unanimidad. Ante la tormenta perfecta desencadenada por la guerra de Ucrania, con repercusiones negativas simultáneas en ingresos y gastos, la Alta Conducción de Mongolia adoptó medidas drásticas de ahorro con el objetivo de salvar la continuidad de la publicación, que en el momento álgido de la crisis llegó a estar amenazada. Las tijeras se aplicaron en casi todos los ámbitos —incluida la tirada y la calidad del papel—, a pesar de que el presupuesto de la empresa es ya muy reducido porque el proyecto no tiene grandes capitales detrás, sino que el control de la propiedad recae en los mismos periodistas, dibujantes y colaboradores que la hacen.
Economía de guerra
En la práctica, la revista ha entrado en una situación equiparable a la “economía de guerra” y las medidas de ahorro impulsadas lograron reducir los gastos el 26% en un solo ejercicio. Gracias a ello, se logró contener las pérdidas en márgenes manejables y, por tanto, mantener vivo este proyecto de periodismo satírico y de información irreverente e insumiso. En 2022, la cifra de negocio se redujo a 212.490 euros y las suscripciones representaron el 33,5%. El total de aportaciones procedentes de la comunidad lectora rondó el 80% si se le añade la venta en quiosco (19%), las campañas de micromecenazgo (18%), los shows (4,5%) y la venta en la tienda online (3,5%). Por otra parte, la publicidad supuso en torno al 19% del total de los ingresos.
En contra del tópico que esgrimen muchos críticos de la revista en redes sociales, en el ejercicio de 2022 no se ingresó ni un solo euro procedente de subvenciones. En el apartado de gastos, el 50% se destinó a salarios y cotizaciones sociales y otro 13% a colaboradores. Los costes de impresión y envíos representaron casi un 25% del total. La clave para entender la resistencia de Mongolia en un entorno tan hostil, además de por las medidas de ahorro emprendidas, tiene que ver sobre todo con la fidelidad y el entusiasmo de su comunidad lectora, que ha vuelto a responder a todas las peticiones de apoyo, tanto en las aportaciones en las campañas específicas emprendidas por la revista como en la renovación de las suscripciones, que por vez primera rebasó el umbral del 70%.
La movilización del pueblo mongol explica en buena medida la confianza del equipo de Mongolia en la continuidad del proyecto. En este sentido, el primer tramo de 2023 es alentador: hasta agosto, las nuevas suscripciones habían aumentado el 60% con respecto al mismo periodo del año pasado.
Más sinergias
Además, Mongolia ha profundizado las sinergias con proyectos que considera afines, como ElDiario.es, Infolibre, Teatro del Barrio y Filmin, entre otros, con lo que la Alta Conducción está convencida de que lo peor de la crisis empieza a quedar atrás. El éxito de algunas de las últimas propuestas lanzadas por la revista, como la agenda con el calendario implantado por la Revolución francesa, contribuyen a este moderado optimismo. La agenda, que hace compatible el calendario gregoriano con el que inventaron los científicos y poetas que aspiraban a alumbrar un mundo menos subordinado a las referencias religiosas, se agotó hace meses, a pesar de que se hizo una tirada de 1.000 ejemplares. La del año que viene, correspondiente al año 2024 y 232 —este último, según el cálculo del calendario implantado por la Convención jacobina— ya puede reservarse en tienda.revistamongolia. com.
Por otro lado, la Junta anual de Mongolia aprobó también la adquisición de las participaciones de Editorial Mong SL que estaban hasta ahora en manos de Edu Galán, quien se ha desvinculado amigablemente de la empresa en busca de nuevos horizontes profesionales.
¡APOYA A MONGOLIA!
Suscríbete a Mongolia y ayuda a consolidar este proyecto de periodismo irreverente e insumiso, a partir de solo 38 euros al año, o dona para la causa la cantidad que quieras. ¡Cualquier aportación es bienvenida!
Mongolia ha profundizado las sinergias con ElDiario.es, Infolibre, Teatro del Barrio y Filmin
La Junta anual de Editorial Mong, SL, la empresa editora de esta revista, aprobó el pasado julio por unanimidad las cuentas del ejercicio de 2022, que se cerraron con unas pérdidas de 27.545 euros. A pesar de los números rojos, Mongolia logró sobrevivir en un entorno especialmente complicado para los medios, y especialmente los impresos que se venden en el quiosco, como consecuencia de los efectos de la guerra de Ucrania, tanto en el capítulo de gastos — con un aumento brutal de los costes de impresión, superior al 40%— como de los ingresos, con una tendencia generalizada en el sector de reducción de suscripciones por el impacto de la crisis en el presupuesto de las familias.
La reunión anual de socios de Mongolia se celebró en la sede de la empresa, en Premià de Mar (Barcelona), con la participación de más del 74% del derecho de voto. Todas las decisiones se tomaron por unanimidad. Ante la tormenta perfecta desencadenada por la guerra de Ucrania, con repercusiones negativas simultáneas en ingresos y gastos, la Alta Conducción de Mongolia adoptó medidas drásticas de ahorro con el objetivo de salvar la continuidad de la publicación, que en el momento álgido de la crisis llegó a estar amenazada. Las tijeras se aplicaron en casi todos los ámbitos —incluida la tirada y la calidad del papel—, a pesar de que el presupuesto de la empresa es ya muy reducido porque el proyecto no tiene grandes capitales detrás, sino que el control de la propiedad recae en los mismos periodistas, dibujantes y colaboradores que la hacen.
Economía de guerra
En la práctica, la revista ha entrado en una situación equiparable a la “economía de guerra” y las medidas de ahorro impulsadas lograron reducir los gastos el 26% en un solo ejercicio. Gracias a ello, se logró contener las pérdidas en márgenes manejables y, por tanto, mantener vivo este proyecto de periodismo satírico y de información irreverente e insumiso. En 2022, la cifra de negocio se redujo a 212.490 euros y las suscripciones representaron el 33,5%. El total de aportaciones procedentes de la comunidad lectora rondó el 80% si se le añade la venta en quiosco (19%), las campañas de micromecenazgo (18%), los shows (4,5%) y la venta en la tienda online (3,5%). Por otra parte, la publicidad supuso en torno al 19% del total de los ingresos.
En contra del tópico que esgrimen muchos críticos de la revista en redes sociales, en el ejercicio de 2022 no se ingresó ni un solo euro procedente de subvenciones. En el apartado de gastos, el 50% se destinó a salarios y cotizaciones sociales y otro 13% a colaboradores. Los costes de impresión y envíos representaron casi un 25% del total. La clave para entender la resistencia de Mongolia en un entorno tan hostil, además de por las medidas de ahorro emprendidas, tiene que ver sobre todo con la fidelidad y el entusiasmo de su comunidad lectora, que ha vuelto a responder a todas las peticiones de apoyo, tanto en las aportaciones en las campañas específicas emprendidas por la revista como en la renovación de las suscripciones, que por vez primera rebasó el umbral del 70%.
La movilización del pueblo mongol explica en buena medida la confianza del equipo de Mongolia en la continuidad del proyecto. En este sentido, el primer tramo de 2023 es alentador: hasta agosto, las nuevas suscripciones habían aumentado el 60% con respecto al mismo periodo del año pasado.
Más sinergias
Además, Mongolia ha profundizado las sinergias con proyectos que considera afines, como ElDiario.es, Infolibre, Teatro del Barrio y Filmin, entre otros, con lo que la Alta Conducción está convencida de que lo peor de la crisis empieza a quedar atrás. El éxito de algunas de las últimas propuestas lanzadas por la revista, como la agenda con el calendario implantado por la Revolución francesa, contribuyen a este moderado optimismo. La agenda, que hace compatible el calendario gregoriano con el que inventaron los científicos y poetas que aspiraban a alumbrar un mundo menos subordinado a las referencias religiosas, se agotó hace meses, a pesar de que se hizo una tirada de 1.000 ejemplares. La del año que viene, correspondiente al año 2024 y 232 —este último, según el cálculo del calendario implantado por la Convención jacobina— ya puede reservarse en tienda.revistamongolia. com.
Por otro lado, la Junta anual de Mongolia aprobó también la adquisición de las participaciones de Editorial Mong SL que estaban hasta ahora en manos de Edu Galán, quien se ha desvinculado amigablemente de la empresa en busca de nuevos horizontes profesionales.
¡APOYA A MONGOLIA!
Suscríbete a Mongolia y ayuda a consolidar este proyecto de periodismo irreverente e insumiso, a partir de solo 38 euros al año, o dona para la causa la cantidad que quieras. ¡Cualquier aportación es bienvenida!