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A través de este comunicado Revista Mongolia quiere reiterar las disculpas ya transmitidas a todas las compañeras que forman parte de FEMEN en relación a la imagen publicada en nuestra última portada. Desde el inicio del proceso creativo se debería haber pedido autorización para contar con la imagen de una de sus activistas en nuestro montaje que ha protagonizado el último número y esta solicitud de permiso no se llevó a cabo. En nuestro afán de ser fieles al movimiento y no utilizar una imagen sexualizada, falsa ni impostada, recurrimos a la realidad y optamos por utilizar una foto ya publicada que representara el activismo real. Sin embargo, por muy lícito que sea nuestro apoyo a la causa queremos reconocer nuestro error y recordar que el hecho de que una mujer emplee su cuerpo para revindicar políticas feministas no implica que se pueda obviar el consentimiento en el uso de su imagen.
Lo primero que ha hecho Mongolia ha sido ponerse en contacto para pedir disculpas y sobre todo aclarar que la intención siempre ha sido reivindicar el derecho a la blasfemia y a la herejia, de las que a nuestro juicio FEMEN son admiradas representantes. Consideramos totalmente necesario que cuando se produce una situación como esta se establezca un diálogo entre ambas partes y lo que debe primar es al bienestar de la persona afectada. El consentimiento es un elemento clave en el diálogo social y político actual y desde Revista Mongolia reafirmamos nuestra adhesión incondicional a esta lucha.
Por culpa de nuestras portadas y nuestra constante lucha contra el nacional-catolicismo y fascismo nos encontramos con múltiples ataques de los sectores más reaccionarios de la sociedad que representan los intereses de la derecha española más rancia, ahora mismo estamos en medio de un proceso legal que han abierto los abogados cristianos y Hazte Oír entre otras asociaciones ultrareligiosas contra nosotros. Imaginamos que esto no es nuevo para FEMEN y están familiarizadas con estos procesos. Recordar también que Mongolia es un proyecto que lucha por ensanchar los margenes de la libertad de expresión y que en estos 10 años de vida nunca jamas ha repartido dividendos, el proyecto lucha constantemente por mantenerse a flote y seguir dando batalla, una realidad que se lleva a cabo gracias al apoyo de los lectores, suscriptores y mecenas de las diversas campañas de financiación.
El motivo de este número, que va especialmente dedicado a esos procesos, es el de ensalzar la libertad de expresión y retomar el debate político que promueva eliminar la blasfemia del código penal. Para ello contraponemos en la última portada justamente lo contrario a la oscuridad de la religión católica heteropatriarcal a una imagen de rebeldía extrema, luminosa y de lucha permanente como es FEMEN. En nuestra revista hemos informado sobre las reivindicaciones de el Coño insumiso y del movimiento Pussy Riot, entre otros, reafirmando nuestro constante compromiso con los movimientos que luchan para ampliar nuestras libertades y derribar de una vez por todas la pesada herencia que el franquismo nos legó.
Estamos en la misma lucha. ¡Seguimos!
Lo primero que ha hecho Mongolia ha sido ponerse en contacto para pedir disculpas y sobre todo aclarar que la intención siempre ha sido reivindicar el derecho a la blasfemia y a la herejia, de las que a nuestro juicio FEMEN son admiradas representantes. Consideramos totalmente necesario que cuando se produce una situación como esta se establezca un diálogo entre ambas partes y lo que debe primar es al bienestar de la persona afectada. El consentimiento es un elemento clave en el diálogo social y político actual y desde Revista Mongolia reafirmamos nuestra adhesión incondicional a esta lucha.
Por culpa de nuestras portadas y nuestra constante lucha contra el nacional-catolicismo y fascismo nos encontramos con múltiples ataques de los sectores más reaccionarios de la sociedad que representan los intereses de la derecha española más rancia, ahora mismo estamos en medio de un proceso legal que han abierto los abogados cristianos y Hazte Oír entre otras asociaciones ultrareligiosas contra nosotros. Imaginamos que esto no es nuevo para FEMEN y están familiarizadas con estos procesos. Recordar también que Mongolia es un proyecto que lucha por ensanchar los margenes de la libertad de expresión y que en estos 10 años de vida nunca jamas ha repartido dividendos, el proyecto lucha constantemente por mantenerse a flote y seguir dando batalla, una realidad que se lleva a cabo gracias al apoyo de los lectores, suscriptores y mecenas de las diversas campañas de financiación.
El motivo de este número, que va especialmente dedicado a esos procesos, es el de ensalzar la libertad de expresión y retomar el debate político que promueva eliminar la blasfemia del código penal. Para ello contraponemos en la última portada justamente lo contrario a la oscuridad de la religión católica heteropatriarcal a una imagen de rebeldía extrema, luminosa y de lucha permanente como es FEMEN. En nuestra revista hemos informado sobre las reivindicaciones de el Coño insumiso y del movimiento Pussy Riot, entre otros, reafirmando nuestro constante compromiso con los movimientos que luchan para ampliar nuestras libertades y derribar de una vez por todas la pesada herencia que el franquismo nos legó.
Estamos en la misma lucha. ¡Seguimos!