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Hasta el 20 de abril en la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero de Madrid, Roland Mon Amour, de Cris Balboa,

Imaginaos que estoy en escena sola con mi sinte y estoy acojonada. En realidad, hago de una tía muy nerviosa que se va a enfrentar a algo muy heavy. No hay nada heavy en mi selección musical, pero intento ser un poco punkarra porque eso siempre es aplaudido en las performances. Pienso en lo punki y solo veo al tío con cresta que se me quedaba mirando siempre en el Maycar. Estoy en escena sola, sin cresta y queriendo que la gente diga: «Esta tía es muy punki». Los punkis que he conocido no reciclaban, tiraban los pitillos al suelo y llevaban pantalones apretados con cadenas. A mí me gustan los pantalones flojos tipo slouchy y reciclo hasta mi regla, así que renuncio definitivamente a ser punki.
Imaginaos que empiezo excusándome, como cuando vas a hablar en inglés y dices sorry for my english, porque esto que me propongo es muy difícil. Entonces, imaginaos que yo lo sé y que vosotras lo sabéis, pero todas somos muy educadas y asumimos que puede darse el acontecimiento, y deseamos que suceda algo y que no nos entre el sueño.
Objetivo principal: que mi audiencia no se duerma. Entonces puedo optar por hacer algo entretenido, para que mi público no se duerma, o puedo generar un ritmo frenético hasta incluso crearles cierta ansiedad. Esto último no es un deseo muy noble para una artista que se considera hedonista y que solo quiere hacer que la gente se lo pase bien. El objetivo podría ser que el público saliera de verme con ganas de bailar y eso ya me gusta más. Que digan: «Salí de ver la movida esa de Roland mon amour con ganas de partir la pana y super concienciada».
Nota de la autora y directora
Empecé a imaginar Roland mon amour hace tres años, cuando al encender a Roland yo me encendí viendo que, aunque no supiera música, podía tocar este instrumento. Mi tardía afición a las raves empezó a generar en mis ensoñaciones sobre lo que podría ser un nuevo formato, donde convocara a mi tribu a través de la música electrónica, donde pusiera mi cuerpo para invocar a la madre tierra a través de cánticos de desesperación. Este trabajo va de mi amor a la música, al deseo y a la fiesta. Pero sobre todo va de mi búsqueda de la resiliencia en un camino creativo lleno de frustraciones y dudas, con una intuitiva apuesta por la conexión a través de lo sonoro. Intentando huir de cierta teatralidad en favor del estar presente. Conectada con lo que hago, con lo que nos trastorna y empuja. Trascendiendo lo textual y la acción dramática.
Cris Balboa es una creadora gallega que tiene como motor la presentación escénica del absurdo cotidiano en la búsqueda de un diálogo generacional donde la palabra, la acción, la danza, el audiovisual y la música se mezclan en su propuesta artística. Investiga sobre la posibilidad de transformación social y personal que tiene el arte atravesando su obra con elementos narrativos que basculan entre la ironía, el humor, el hedonismo o incluso la desesperación. La base de su escritura es el autorretrato y la autoficción como formas comunicativas que buscan generar un sentimiento de identificación con el espectador para reflexionar sobre la vida desde lo cotidiano poniendo su cuerpo y experiencia como centro de la duda sobre lo que somos. Es Máster en Práctica Escénica y Cultura Visual por la UCLM 2017. Sus últimas creaciones desde su Cía. Funboa Escénica son Technocracia (2020), O que segue (2019) y Masa madre+ sal marina (2018).
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