print $title?>
¿Marhuenda todavía es el director de 'La Razón'?
1.
El nivelazo de los sermones dominicales del director de El Mundo, Francisco Rosell, contribuye a explicar eso de que los grandes medios son "imprescindibles para la democracia" y que, por tanto, deben ser rescatados con dinero público. "Sánchez y el flautista Iglesias" (26/4) es una pieza para enmarcar, con profusión de citas de libros no leídos, valientes críticas a Stalin, con el que nadie se atreve, y llena de giros retóricos de tan alto nivel como atizar al ministro de Sanidad, Salvador Illa, calificándole de “torpe ministro con aspecto de empleado de funeraria". Si no estuviéramos ya viviendo en un Estado totalitario seguro que este texto sería la base de las pruebas de Selectividad. ¡Ay, qué país! ¡Y pensar que este espacio lo ocupó un día Pedro J.! Esto sí que podría ser una buena metáfora de la decadencia de los grandes medios en España.
2.
Eduardo Inda suele firmar artículos muy virulentos acusando al Gobierno de todo y más allá. En “Lo que es un bulo es este Gobierno” (La Razón, 27/4) se permitia incluso el lujo de terminar así: “¿Queda ya claro quién es el mayor divulgador de bulos del reino?”. ¿Y tú me lo preguntas? ¿Fue leyendo este artículo cuando el líder del PP, Pablo Casado, se inspiró para citar a Gustavo Adolfo Bécquer en el Congreso y demostrar así que había aprobado la secundaria?
3.
Menos mal que en España existe la prensa seria, "imprescindible para la democracia". Como el diario Abc, que cede la columna de la contraportada -una de las más nobles en cualquier periódico- a Salvador Sostres para que escriba frases como esta: "Si ya hemos sido maridos, y padres, el centro de nuestra vida no puede ser verternos en otra mujer". ¡En la contraportada de un diario que se considera de referencia!
4.
Es estupendo que Abc lidere ahora la causa de la libertad de expresión en España ante los intentos del totalitarismo social-comunista de imponer un soviet, aunque quizá estaría bien que antes se disculpara por tener la hemeroteca llena de portadas loando las virtudes del Caudillo y del Führer y hasta felicitándoles el cumpleaños. La campaña es tan intensa que en un editorial dedicado, cómo no, a la supuesta pérdida de la libertad en España, concluía, en referencia a lo que pasa aquí: "Ni en Venezuela". ¡Caramba! ¿Abc sostiene que Venezuela cumple con todos los requisitos democráticos que exige la UE? ¿Nos hemos perdido algo?
5.
Abc pretende hacer la pelota a los reyes glorificando en su portada del 30 de abril sus esfuerzos para reflotar la imagen de España en el exterior e incluso es probable que mientras se estuviese perpetrando alguien exclamara: “¡Viva el Rey!”. Pero... ¡Un momento! ¿No cuenta cada día el diario que España está ya sovietizada y gobernada por una dictadura comunista? ¿No estarán los reyes, pues, blanqueando al soviet? ¿Se han convertido en embajadores del Stalin contemporáneo?
6.
Toda la prensa explica que el Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia del expolio del Palau de la Música en una trama para financiar Convergència Democràtica (CDC). Pero no hay manera de encontrar la noticia en la sección de política de la edición nacional de Abc, uno de los periódicos que más ganas le tiene normalmente al partido de Jordi Pujol. ¿Será porque lo llegó a nombrar Español del Año? Es difícil que esta sea la causa, puesto que con posterioridad lo ha atizado de lo lindo. ¿Y entonces? ¿Tendrá que ver con que la empresa que pagaba las comisiones, que engordaban las cuentas del partido que acabó impulsando el procés, era nada menos que Ferrovial, la constructora de la familia Del Pino, uno de los grandes apellidos del capitalismo español? Sí, sí: Ferrovial, la empresa que durante muchos años ha sido patrocinador y anunciante preferente de Abc y Vocento con una simbiosis tal que sus directivos parecían tener sillón fijo en el consejo de Administración del grupo mediático. Esta fue la principal empresa del 3% (que era el 4%), que alimentó al partido que lideró el órdago independentista. Lo dice el Supremo, pero no lo hemos sabido encontrar en Abc.
7.
Hay que reconocer que el director de La Razón, Francisco Marhuenda, es un personaje singular. El periódico que dirige publicó el 3 de mayo una encuesta donde quedaba claro el apoyo masivo de los españoles al Estado de alarma y él firmaba un artículo el mismo día diciendo que el argumentario que lo sostiene es cosa de antisistemas. Ya pasó antes con la renta mínima: el editorial del diario, en contra con beligerancia; él, el mismo día a favor. Parecería que hasta le gusta que todo el mundo piense que no controla la línea editorial del diario que dirige. ¿Utilizará esta técnica, por ejemplo, ante llamadas incómodas de gente quejándose por algo publicado? Pensemos por ejemplo en Mariano Rajoy, del que Marhuenda fue jefe de Gabinete. No sería nada raro que el expresidente hubiera llamado a su excolaborador para preguntarle cómo es posible que La Razón le haya dado tanta caña ahora que le pillaron in fraganti practicando deporte pese al confinamiento. Incluso podríamos imaginar la respuesta: “Presidente, usted es el más grande. Yo no lo habría hecho, pero aunque soy el director aquí no mando nada, estoy seguro de que usted lo comprende…”. ¿Y si Marhuenda aprendió la técnica precisamente cuando trabajaba con Rajoy?
8.
Abc dedica a su portada del 4 de mayo a la supuesta unión de “los barones autonómicos” Alberto Núñez Feijóo, Íñigo Urkullu y Quim Torra contra el Estado de alarma. Qué curioso. Dejando al margen lo que quedó finalmente en pie de esta brava portada cuando entró en contacto con la realidad (nada de nada), resulta que… ¡Torra aparecía en pie de igualdad con el popular Feijóo compartiendo el muy noble título de “barón autonómico” en el diario monárquico! ¿Ya no es un forajido? ¿Ya puede, pues, ser incluso interlocutor legítimo de Moncloa? ¿Ya no usurpa el cargo? Siguiendo el libro de estilo de Abc en los últimos años, el titular coherente tendría que haber sido otro, no? Por ejemplo: “Los independentistas secuestran a un barón del PP y desafían al Estado”. ¿A nadie le explota la cabeza?
9.
El diario El Economista publica el 7 de mayo un duro editorial indignado porque el déficit se va a disparar y, por tanto, dice que será inevitable un rescate. Ergo: ¡ni un euro público para rescatar a los grandes medios! ¡Las finanzas públicas no pueden permitírselo, como nos advierte El Economista! Aunque en este caso la contribución de este periódico para salvar la democracia del totalitarismo comunista es tan colosal que quizá amerite alguna excepcion. El diario no solo explica como nadie que la culpa del déficit desatado es Podemos (¿coronavirus, qué es eso?), sino que este partido es también el responsable de que mueran los ancianos y de que los niños vayan a crecer con desnutrición. Así lo resumen dos grandes titulares del mismo día, casi encarados, para más inri: "La Fiscalía investiga 143 residencias de ancianos que supervisa Podemos" y "La presión de Podemos amenaza con dejar a 11.500 niños sin menú escolar" (y sin pizza, habría que añadir). En los felices tiempos del coronavirus, nosotros tenemos deuda, muerte y hambre por culpa de Podemos.