Madrid pide que la cumbre de la OTAN se traslade a Cuenca
Por Silvia Sparks
24.06.2022
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Todo el mundo ha entrado en pánico esta mañana al enterarse de que la cumbre de la OTAN se celebrará en Madrid. Brota el miedo hacia las represalias que Rusia podría tomar contra nosotros, que solo estábamos en la OTAN un poco por estar.
Isabel Díaz Ayuso no suele estar informada de la actualidad, es una muñeca que vive de infiltraciones que le hacen bots. Ella reacciona con parpadeos en su mirada. Una rana dentro de su garganta controlada por control remoto retransmite sus discursos. Dada la importancia de esta noticia y el miedo que ha suscitado, Isabel ha sido informada inmediatamente con una inyección de información por la vía más rápida: una cápsula rectal. Ha convocado una reunión de urgencia en el lugar más honorífico de su vivienda, desde el que se ha dirigido a los españoles, la alcoba de su casa.
Rodeada de sus asesores, ratas, arañas y cucarachas, ha retransmitido un comunicado en el que ha recordado que protegerá los objetivos de desarrollo del milenio marcados por la ONU: salvar Madrid. Ha propuesto que la contracumbre se mueva a Cuenca, que “total no le importa a nadie”. Algunas de las ratas asesoras han empezado a mover la cola expresando sus dudas, porque Cuenca no está tan lejos y la radiación podría afectarnos. La presidenta está convencida de que en caso de ataque nuclear, el orgullo patrio superaría a la radiación, porque la tradición y los cojones son más fuertes que lo nuclear. Las reacciones en Cuenca no han tardado en desatarse. Solicitan que la cumbre se haga en Ceuta, que sí que verdaderamente no importa a nadie.
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Rodeada de sus asesores, ratas, arañas y cucarachas, ha retransmitido un comunicado en el que ha recordado que protegerá los objetivos de desarrollo del milenio marcados por la ONU: salvar Madrid. Ha propuesto que la contracumbre se mueva a Cuenca, que “total no le importa a nadie”. Algunas de las ratas asesoras han empezado a mover la cola expresando sus dudas, porque Cuenca no está tan lejos y la radiación podría afectarnos. La presidenta está convencida de que en caso de ataque nuclear, el orgullo patrio superaría a la radiación, porque la tradición y los cojones son más fuertes que lo nuclear. Las reacciones en Cuenca no han tardado en desatarse. Solicitan que la cumbre se haga en Ceuta, que sí que verdaderamente no importa a nadie.
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