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"Historias y cuentos", por Andrés Vázquez de Sola
El Maestro nos muestra las paralelas entre el Pequeño Nicolás y los colaboracionistas franceses.
17.12.2014
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Al finalizar la Segunda Guerra Mundial —si es que ha finalizado— los James Bond de la C.I.A. repartieron a porrillo, entre los más conspicuos colaboracionistas franceses, cómplices de los nazis, fotos de Eisenhower con esta expresiva dedicatoria, poco más o menos: “A mi amigo Fulanito de Tal, compañero de armas en los momentos más difíciles”. Firmado Ike.
Los recepcionistas de esta cariñosa muestra de amistad, recibían, junto con la foto dedicada que probaba su patriotismo democrático, esta advertencia: “Esta prueba de confianza del General Eisenhower, le servirá de salvoconducto en caso de ser acusado por sus actividades colaboracionistas. Pero sepa usted, que la dedicatoria y la firma son falsas y si alguna vez se le ocurriera ser infiel a los Estados Unidos de América, lo denunciaríamos como falsificador, aireando su pasado colaboracionista”.
Los yanquis aquí demostraban ser tan falsos como la foto y la dedicatoria, pero, justo es reconocerlo, previsores…
El Pequeño Nicolás se permite exhibir fotos, carnés, sellos, logos, cartas timbradas, tarjetas, grabaciones comprometedoras y autógrafos de altas personalidades de la marca España, de la Policía, de los Servicios de Inteligencia, de la Fiscalía del Estado, de la patronal, de la Presidencia del Gobierno, del Rey y del sursum corda… Todo falso, falsificado, falseado…
¿Falsificado por quién, por quiénes, por qué? Misterio. ¿Y por qué, para qué, por quién, por quiénes, ha sido falsificado el pequeño Nicolás?
Los colaboracionistas franceses fueron utilizados por los yanquis hasta que se descubrió el pastel con el caso Papon. Se supo entonces por quién, por quiénes, por qué y para qué se falsearon las falsedades y las falsificaciones: para utilizar por lo bajini a los falsos resistentes, falsos amigos de Eisenhower.
Aquí y ahora, en el reino de esta falsa democracia falsificada, lo más probable es que este misterio se cierre en falso.
Los recepcionistas de esta cariñosa muestra de amistad, recibían, junto con la foto dedicada que probaba su patriotismo democrático, esta advertencia: “Esta prueba de confianza del General Eisenhower, le servirá de salvoconducto en caso de ser acusado por sus actividades colaboracionistas. Pero sepa usted, que la dedicatoria y la firma son falsas y si alguna vez se le ocurriera ser infiel a los Estados Unidos de América, lo denunciaríamos como falsificador, aireando su pasado colaboracionista”.
Los yanquis aquí demostraban ser tan falsos como la foto y la dedicatoria, pero, justo es reconocerlo, previsores…
El Pequeño Nicolás se permite exhibir fotos, carnés, sellos, logos, cartas timbradas, tarjetas, grabaciones comprometedoras y autógrafos de altas personalidades de la marca España, de la Policía, de los Servicios de Inteligencia, de la Fiscalía del Estado, de la patronal, de la Presidencia del Gobierno, del Rey y del sursum corda… Todo falso, falsificado, falseado…
¿Falsificado por quién, por quiénes, por qué? Misterio. ¿Y por qué, para qué, por quién, por quiénes, ha sido falsificado el pequeño Nicolás?
Los colaboracionistas franceses fueron utilizados por los yanquis hasta que se descubrió el pastel con el caso Papon. Se supo entonces por quién, por quiénes, por qué y para qué se falsearon las falsedades y las falsificaciones: para utilizar por lo bajini a los falsos resistentes, falsos amigos de Eisenhower.
Aquí y ahora, en el reino de esta falsa democracia falsificada, lo más probable es que este misterio se cierre en falso.
VAZQUEZ DE SOLA