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FESTIVALES
Más de 800 un verano inolvidable
Texto: Fèlix Merino · Foto: Rafa Ariño
“Que llegue el verano ya/ nos salve de nosotros dos / que nos lleve hasta el océano / para gritar a viva voz: no cambiaría nada“. La canción del grupo vasco Shinova ruge en uno de escenarios del Magnific Fesvial de Lleida. Su letra nos remite a la esencia inolvidable de los recuerdos de verano, la estación mágica, cuando vivimos los amores imposibles, viajamos a lugares exóticos y experimentamos gran parte de nuestras experiencias iniciáticas.
Y el verano en España suena a música de festival, un fenómeno cultural que desde el final de la pandemia ha convertido a nuestro país en 15 mercado musical del planeta. Con más de 850 festivales por toda la península, no hay pueblo o lugar de veraneo sin su festival, un sector cerró 2023 con una facturación de 500 millones de euros. Primero fue el extinto Doctor Music Festival (1996), el FIB (Benicassin), Sónar (Barcelona); Primavera Sound (Barcelona) o Viña Rock (Villarrobledo) y Sonorama (Aranda de Duero), por citar algunos que ya son decanos entre la escena festivalera.
Para Marc, líder del grupo Dorian, los “festivales han sido un lugar donde muchas bandas hemos podido crecer”. Y no sólo se refiere a las grupos que actuaban allí sinó a legiones de jóvenes que ahora ya somos mayores pues este fenómeno lleva palpitando entre nosotros 30 años. Cierto es que, como los autores del blog “FestivalBrothers” se lamentan, en algunas citas “hay una falta de personalidad”.
Muchos festivales han dejado de ser temáticos (rock, electrónica o heavy) para convertirse en experiencias eclécticas muy en tono al consumo digital via Spotify. En opinión de Nuria Maruny del Cranc Illa de Menorca Festival (8 ediciones), “la mayoría de festivales se parecen. Casi es el mismo cartel”.
Más undergrounds o mainstreams, los festivales dan mucho juego y mientras sponsors y administraciones pongan dinero no parece ser que esta burbuja vaya a pincharse. Santi Salvador, director del Magnific Festival de Lleida (3 ediciones), sabe lo que es cerrar cuentas. El primer año del festival (2022) palmaron 180.000 euros (7.000 personas). Corregidos errores y dos ediciones después, este verano han cerrado cuentas a la par y han aumentado hasta 15.000 espectadores.
Aun así, Santi reconoce que existe una burbuja en este sector promovida por la entrada de fondos de inversión. “Los cachés de los artistas se encarecen y también el de los equipos de producción”, alerta el director de uno de los festivales más jóvenes y con más proyección de la península. “Para Julio del 2025 ya tenemos cerrado el 90% del cartel. Repetiremos la misma fórmula: un cabeza de cartel indie, un grupo intergeneracional (este año fue la Oreja de Van Gogh) y otro con un público fiel y ecléctico como los Sidonie o Dorian, por ejemplo”, ríe sin mojarse del todo.
Lejos del llano de interior, en la idílica Menorca, el Cranc Illa de Menorca Festival apuesta por un perfil antagónico: músicos de la escena independiente “más auténtica” -como resalta Núria-, en un paraje diferente cada año y con una asistencia de unas 1.000 personas día (3.000 en los 3 días de festi).
Con ocho ediciones a sus espaldas, el Cranc Menorca fue reconocido con el Premio Fest al mejor Festival Boutique de España. “Nos alejamos de los festivales donde importa más ir de verbena que la música. Intentamos sorprender con espacios únicos, bellos, sin aglomeraciones y con precios sensatos”, expone Núria. “En el Cranc somos una familia que crece poco a poco”. Anoten cita para finales de septiembre: El Matón Policía Motorizado y León Benavente, como grupos de cabecera (abono a 50 euros los tres días).
Uno de sus asistentes que no faltará al Cranc, será Rafa Ariño, fotógrafo que ilustra el reportaje y que lleva fotografiando el indie español desde el 2013. Ha visto nacer, crecer y mutar muchos festivales (y bandas). “Pero el ciclo no se cierra”, comenta Ariño. Con sus triunfos y sus máculas, con su historias imposibles de contar y con escenas ya prefabricadas, la verdad es que nada mejor que tener una opinión propia de los festivales.
Así que repasa tu agenda y acércate al que más te apetezca. Seguro que encontrarás uno en tu provincia (hay más de 800 en España). Los festis, gozan de una salud de hierro, así que parafraseando el estribillo de Shinova: “Que llegue el verano ya/ nos salve de nosotros dos / que nos lleve hasta el océano / para gritar a viva voz: no cambiaría nada“, ooohhh”.
BIO RAFA ARIÑO
Rafa Ariño (Lleida, 1968) es fotógrafo freelance y disjokey. Ha realitzado reportajes de experiencias extremanas en Siberia, Yemen, Cabo Verde…etc. Su obra más importane y exclusiva es el seguimiento de la escena indie española desde 2013. Cronista de una época. https://www.girandocon.com/libro
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“Que llegue el verano ya/ nos salve de nosotros dos / que nos lleve hasta el océano / para gritar a viva voz: no cambiaría nada“. La canción del grupo vasco Shinova ruge en uno de escenarios del Magnific Fesvial de Lleida. Su letra nos remite a la esencia inolvidable de los recuerdos de verano, la estación mágica, cuando vivimos los amores imposibles, viajamos a lugares exóticos y experimentamos gran parte de nuestras experiencias iniciáticas.
Y el verano en España suena a música de festival, un fenómeno cultural que desde el final de la pandemia ha convertido a nuestro país en 15 mercado musical del planeta. Con más de 850 festivales por toda la península, no hay pueblo o lugar de veraneo sin su festival, un sector cerró 2023 con una facturación de 500 millones de euros. Primero fue el extinto Doctor Music Festival (1996), el FIB (Benicassin), Sónar (Barcelona); Primavera Sound (Barcelona) o Viña Rock (Villarrobledo) y Sonorama (Aranda de Duero), por citar algunos que ya son decanos entre la escena festivalera.
Para Marc, líder del grupo Dorian, los “festivales han sido un lugar donde muchas bandas hemos podido crecer”. Y no sólo se refiere a las grupos que actuaban allí sinó a legiones de jóvenes que ahora ya somos mayores pues este fenómeno lleva palpitando entre nosotros 30 años. Cierto es que, como los autores del blog “FestivalBrothers” se lamentan, en algunas citas “hay una falta de personalidad”.
Muchos festivales han dejado de ser temáticos (rock, electrónica o heavy) para convertirse en experiencias eclécticas muy en tono al consumo digital via Spotify. En opinión de Nuria Maruny del Cranc Illa de Menorca Festival (8 ediciones), “la mayoría de festivales se parecen. Casi es el mismo cartel”.
Más undergrounds o mainstreams, los festivales dan mucho juego y mientras sponsors y administraciones pongan dinero no parece ser que esta burbuja vaya a pincharse. Santi Salvador, director del Magnific Festival de Lleida (3 ediciones), sabe lo que es cerrar cuentas. El primer año del festival (2022) palmaron 180.000 euros (7.000 personas). Corregidos errores y dos ediciones después, este verano han cerrado cuentas a la par y han aumentado hasta 15.000 espectadores.
Aun así, Santi reconoce que existe una burbuja en este sector promovida por la entrada de fondos de inversión. “Los cachés de los artistas se encarecen y también el de los equipos de producción”, alerta el director de uno de los festivales más jóvenes y con más proyección de la península. “Para Julio del 2025 ya tenemos cerrado el 90% del cartel. Repetiremos la misma fórmula: un cabeza de cartel indie, un grupo intergeneracional (este año fue la Oreja de Van Gogh) y otro con un público fiel y ecléctico como los Sidonie o Dorian, por ejemplo”, ríe sin mojarse del todo.
Lejos del llano de interior, en la idílica Menorca, el Cranc Illa de Menorca Festival apuesta por un perfil antagónico: músicos de la escena independiente “más auténtica” -como resalta Núria-, en un paraje diferente cada año y con una asistencia de unas 1.000 personas día (3.000 en los 3 días de festi).
Con ocho ediciones a sus espaldas, el Cranc Menorca fue reconocido con el Premio Fest al mejor Festival Boutique de España. “Nos alejamos de los festivales donde importa más ir de verbena que la música. Intentamos sorprender con espacios únicos, bellos, sin aglomeraciones y con precios sensatos”, expone Núria. “En el Cranc somos una familia que crece poco a poco”. Anoten cita para finales de septiembre: El Matón Policía Motorizado y León Benavente, como grupos de cabecera (abono a 50 euros los tres días).
Uno de sus asistentes que no faltará al Cranc, será Rafa Ariño, fotógrafo que ilustra el reportaje y que lleva fotografiando el indie español desde el 2013. Ha visto nacer, crecer y mutar muchos festivales (y bandas). “Pero el ciclo no se cierra”, comenta Ariño. Con sus triunfos y sus máculas, con su historias imposibles de contar y con escenas ya prefabricadas, la verdad es que nada mejor que tener una opinión propia de los festivales.
Así que repasa tu agenda y acércate al que más te apetezca. Seguro que encontrarás uno en tu provincia (hay más de 800 en España). Los festis, gozan de una salud de hierro, así que parafraseando el estribillo de Shinova: “Que llegue el verano ya/ nos salve de nosotros dos / que nos lleve hasta el océano / para gritar a viva voz: no cambiaría nada“, ooohhh”.
BIO RAFA ARIÑO
Rafa Ariño (Lleida, 1968) es fotógrafo freelance y disjokey. Ha realitzado reportajes de experiencias extremanas en Siberia, Yemen, Cabo Verde…etc. Su obra más importane y exclusiva es el seguimiento de la escena indie española desde 2013. Cronista de una época. https://www.girandocon.com/libro
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