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Excomunistas en la derecha
El viraje de Ramón Tamames, el exdirigente del PCE que ahora defiende la moción de censura de Vox, dista mucho de ser un caso aislado. Los excamaradas reclutados por la derecha son legión.
Excomunistas al servicio de los ultras
Del esperpento de la moción de censura contra el Gobierno de izquierdas que Vox ha confiado al economista Ramón Tamames se ha destacado mucho la paradoja de que sea un excomunista quien levante en el Congreso la bandera de la ultraderecha. Pero el caso de Tamames, exdirigente del Partido Comunista de España (PCE) en un lejanísimo pasado, dista mucho de ser el único. También fue comunista del PCE el gran valedor de la estrambótica propuesta Tamames, Fernando Sánchez Dragó, antaño referencia de la contracultura y hogaño gran susurrador del caudillo, Santiago Abascal, así como uno de los principales cargos institucionales del partido ultra: el consejero de Cultura de Castilla-León, Gonzalo Santonja. De hecho, las referencias de marxistas que saltaron a la ultraderecha empiezan nada menos que por el mismísimo fundador del fascismo mundial, Benito Mussolini, que fue antes correoso dirigente de los socialistas italianos y editor de diarios proletarios, y le sigue una larga lista con elementos tan destacados como los franceses Jacques Doriot, exdirigente comunista que fundó el filofascista Partido Popular Francés, y Pierre Laval, una de las referencias del socialismo francés que acabó como primer ministro del régimen filonazi de Vichy.
Aznar, el gran reclutador de rojos arrepentidos
Uno de los mayores reclutadores de excomunistas en España —¡y de casi todas las tendencias y facciones!— han sido nada menos que José María Aznar y los círculos más duros del Partido Popular (PP), que los han valorado especialmente. Aznar tuvo incluso dos portavoces excomunistas, Miguel Angel Rodríguez, exPCE; y Josep Piqué, exPSUC y exBandera Roja, partido maoísta del que también procedía el asesor de cabecera histórico del expresidente, Pedro Arriola, al igual que su esposa, Celia Villalobos, que fue una de los puntales de sus gobiernos. El exjefazo del PP sentía una especial atracción por este partido maoísta, de donde también reclutó a Pilar del Castillo y a Guillermo Gortázar. Otro de sus principales colaboradores, Eduardo Zaplana, logró conquistar la Comunidad Valenciana, lo que dio un gran impulso a la llegada del propio Aznar a la Moncloa, gracias a los oficios de Rafael Blasco, exdirigente del PCE (m-l), y al frente del Instituto Cervantes situó a a Jon Juaristi, exETA-VI Asamblea y exPCE-EPK. Además, entre los asesores de referencia económica de la patronal más neoliberal y coordinada con el PP llegó a destacar Joaquín Trigo, exdirigente de la Liga Comunista, partido trotskista en el que coincidió con Antoni Fernández Teixidó, uno de los muñidores del pacto del Majestic por la parte de CiU, que apuntaló la llegada al poder de Aznar.
De la ‘Kominform’ al sindicato del crimen
También el aparato de propaganda del PP y más allá ha estado bien nutrido de excomunistas, empezando por su articulista de cabecera y premio Nobel, Mario Vargas Llosa, exmilitante comunista en Perú, y seguido de uno de los más destacados promotores del llamado sindicato del crimen, Federico Jiménez- Losantos, exBandera Roja y exPSUC, donde también se dejó ver Arcadi Espada. Casimiro García- Abadillo, la histórica mano derecha de Pedro J. Ramírez en El Mundo pasó por el trotskista Partido Obrero Revolucionario de España (PORE), mientras que el dúo que más empeño puso en alinear el diario progresista El País con la derecha española, Antonio Caño y José Manuel Calvo, comparten también pasado maoísta. Asimismo, uno de los directivos mediáticos que más contribuyó a anestesiar a la sociedad española y apuntalar el nuevo Gobierno del PP desde Tele5 fue Mauricio Carlotti, exdirigente del Partido Comunista Italiano (PCI). ¡Cuánto talento llegó a haber al servicio de la Kominform!
Recusación a una magistrada del Opus en Europa
El listado de excomunistas en las estructuras de Estado es muy amplio, pero hay otra fe que muy probablemente le supera en adeptos: el Opus Dei. La diferencia es que en los miembros de la Obra reina el máximo secretismo y no se trata de “ex” sino de devotos entregados hoy a los intereses de su prelatura. El abogado José Luis Mazón, impulsor de la Asociación Antipus, que persigue la prohibición del Opus Dei, ha presentado una recusación al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para expulsar de la institución a María Elósegui, magistrada nombrada para el puesto en 2018 con el patrocinio del Gobierno de Rajoy, señalando la supuesta incompatibilidad entre ejercer de juez y deberse simultáneamente a los intereses de la organización católica. El escrito considera que la pertenencia “a una organización secreta regida por las máximas de opacidad y deber de obediencia” la obligan a elegir entre formar parte del tribunal o su adscripción al Opus.
Desafío insólito contra la prelatura: “criminal”
El escrito presentado por Mazón a Estrasburgo supone un desafío insólito a una de las organizaciones más bien relacionadas con la judicatura en España. La virulencia del escrito ante este importante organismo internacional supone una voluntad de enfrentamiento raramente visto antes con una entidad a la que todo el mundo suele tratar con pies de plomo debido a su reconocido poder e influencia. Mazón no se limita a subrayar el supuesto voto de obediencia hacia una organización religiosa, lo que a su juicio mina la apariencia de imparcialidad de los jueces de la Obra, sino que la califica de organi zación “criminal” y le atribuye métodos ilegales para conseguir sus fines, entre los que cita “alternar la conciencia con técnicas sectarias” y "robar el patrimonio de personas ancianas".
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Del esperpento de la moción de censura contra el Gobierno de izquierdas que Vox ha confiado al economista Ramón Tamames se ha destacado mucho la paradoja de que sea un excomunista quien levante en el Congreso la bandera de la ultraderecha. Pero el caso de Tamames, exdirigente del Partido Comunista de España (PCE) en un lejanísimo pasado, dista mucho de ser el único. También fue comunista del PCE el gran valedor de la estrambótica propuesta Tamames, Fernando Sánchez Dragó, antaño referencia de la contracultura y hogaño gran susurrador del caudillo, Santiago Abascal, así como uno de los principales cargos institucionales del partido ultra: el consejero de Cultura de Castilla-León, Gonzalo Santonja. De hecho, las referencias de marxistas que saltaron a la ultraderecha empiezan nada menos que por el mismísimo fundador del fascismo mundial, Benito Mussolini, que fue antes correoso dirigente de los socialistas italianos y editor de diarios proletarios, y le sigue una larga lista con elementos tan destacados como los franceses Jacques Doriot, exdirigente comunista que fundó el filofascista Partido Popular Francés, y Pierre Laval, una de las referencias del socialismo francés que acabó como primer ministro del régimen filonazi de Vichy.
Aznar, el gran reclutador de rojos arrepentidos
Uno de los mayores reclutadores de excomunistas en España —¡y de casi todas las tendencias y facciones!— han sido nada menos que José María Aznar y los círculos más duros del Partido Popular (PP), que los han valorado especialmente. Aznar tuvo incluso dos portavoces excomunistas, Miguel Angel Rodríguez, exPCE; y Josep Piqué, exPSUC y exBandera Roja, partido maoísta del que también procedía el asesor de cabecera histórico del expresidente, Pedro Arriola, al igual que su esposa, Celia Villalobos, que fue una de los puntales de sus gobiernos. El exjefazo del PP sentía una especial atracción por este partido maoísta, de donde también reclutó a Pilar del Castillo y a Guillermo Gortázar. Otro de sus principales colaboradores, Eduardo Zaplana, logró conquistar la Comunidad Valenciana, lo que dio un gran impulso a la llegada del propio Aznar a la Moncloa, gracias a los oficios de Rafael Blasco, exdirigente del PCE (m-l), y al frente del Instituto Cervantes situó a a Jon Juaristi, exETA-VI Asamblea y exPCE-EPK. Además, entre los asesores de referencia económica de la patronal más neoliberal y coordinada con el PP llegó a destacar Joaquín Trigo, exdirigente de la Liga Comunista, partido trotskista en el que coincidió con Antoni Fernández Teixidó, uno de los muñidores del pacto del Majestic por la parte de CiU, que apuntaló la llegada al poder de Aznar.
De la ‘Kominform’ al sindicato del crimen
También el aparato de propaganda del PP y más allá ha estado bien nutrido de excomunistas, empezando por su articulista de cabecera y premio Nobel, Mario Vargas Llosa, exmilitante comunista en Perú, y seguido de uno de los más destacados promotores del llamado sindicato del crimen, Federico Jiménez- Losantos, exBandera Roja y exPSUC, donde también se dejó ver Arcadi Espada. Casimiro García- Abadillo, la histórica mano derecha de Pedro J. Ramírez en El Mundo pasó por el trotskista Partido Obrero Revolucionario de España (PORE), mientras que el dúo que más empeño puso en alinear el diario progresista El País con la derecha española, Antonio Caño y José Manuel Calvo, comparten también pasado maoísta. Asimismo, uno de los directivos mediáticos que más contribuyó a anestesiar a la sociedad española y apuntalar el nuevo Gobierno del PP desde Tele5 fue Mauricio Carlotti, exdirigente del Partido Comunista Italiano (PCI). ¡Cuánto talento llegó a haber al servicio de la Kominform!
Recusación a una magistrada del Opus en Europa
El listado de excomunistas en las estructuras de Estado es muy amplio, pero hay otra fe que muy probablemente le supera en adeptos: el Opus Dei. La diferencia es que en los miembros de la Obra reina el máximo secretismo y no se trata de “ex” sino de devotos entregados hoy a los intereses de su prelatura. El abogado José Luis Mazón, impulsor de la Asociación Antipus, que persigue la prohibición del Opus Dei, ha presentado una recusación al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para expulsar de la institución a María Elósegui, magistrada nombrada para el puesto en 2018 con el patrocinio del Gobierno de Rajoy, señalando la supuesta incompatibilidad entre ejercer de juez y deberse simultáneamente a los intereses de la organización católica. El escrito considera que la pertenencia “a una organización secreta regida por las máximas de opacidad y deber de obediencia” la obligan a elegir entre formar parte del tribunal o su adscripción al Opus.
Desafío insólito contra la prelatura: “criminal”
El escrito presentado por Mazón a Estrasburgo supone un desafío insólito a una de las organizaciones más bien relacionadas con la judicatura en España. La virulencia del escrito ante este importante organismo internacional supone una voluntad de enfrentamiento raramente visto antes con una entidad a la que todo el mundo suele tratar con pies de plomo debido a su reconocido poder e influencia. Mazón no se limita a subrayar el supuesto voto de obediencia hacia una organización religiosa, lo que a su juicio mina la apariencia de imparcialidad de los jueces de la Obra, sino que la califica de organi zación “criminal” y le atribuye métodos ilegales para conseguir sus fines, entre los que cita “alternar la conciencia con técnicas sectarias” y "robar el patrimonio de personas ancianas".
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