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El precio de la independencia
Editorial Mong, SL, registró en 2021 pérdidas operativas de 36.000 euros y ensaya fórmulas nuevas que compensen la caída generalizada del quiosco y el aumento de los costes de impresión.
El precio de la independencia periodística nunca ha sido barato y Editorial Mong, SL, la empresa editora de esta revista, acumula ya más de una década de experiencia al respecto: el pasado 27 de julio, la junta anual de la sociedad, celebrada en su sede de Premià de Mar (Barcelona) con el 61% del capital social representado, aprobó las cuentas de 2021, que se saldaron con un resultado de explotación negativo de 36.000 euros, y se juramentó para explorar nuevas fórmulas que ayuden a revertir la delicada situación económica que atraviesa este proyecto de sátira y periodismo irreverente e insumiso.
Mongolia nació en plena crisis del sector de la prensa en papel y solo el compromiso entusiasta de todos los involucrados —redactores, trabajadores, colaboradores y comunidad lectora— explica el milagro de supervivencia en condiciones tan complicadas. El contexto de adversidad se ha agravado con la pandemia, el cierre o reconversión subsiguiente de muchos quioscos (cada vez menos relacionados con la venta de diarios y revistas) y ahora con la subida brutal de los costes de impresión, que han aumentado más del 40% en los últimos meses como consecuencia de la guerra de Ucrania y de la propia transformación del sector de la impresión, cada vez más orientado hacia la paquetería.
Las cuentas de 2021 de Editorial Mong, SL, no reflejan todavía el impacto de la superinflación, pero sí muestran ya el agujero de la caída imparable de la venta en quiosco, que, pese a su histórica preponderancia, en el pasado ejercicio pasó a ser la tercera fuente de ingresos de la empresa editora de la revista, por detrás de las suscripciones y de las campañas de micromecenazgo. Esta caída de ingresos es especialmente relevante en un proyecto que, sin renunciar a la publicidad, no quiere depender de ella, precisamente como elemento central para reforzar su independencia.
En 2021, la cifra de negocios alcanzó los 304.000 euros. Las principales fuentes de ingresos en el ejercicio fueron las suscripciones (87.100 €, -10%), las campañas de micromecenazgo, muy potenciadas ante la exigencia de pagar la indemnización a Ortega Cano (76.000 euros, +280%), la venta en quioscos (59.000 €, -24%) y la publicidad (45.000 €, +61%). La comunidad lectora de Mongolia aportó el 76,6% de los ingresos de la empresa en 2021 Por lo que afecta a los gastos, estos totalizaron 340.000 euros. La mayor parte se destinaron a la retribución de trabajadores y colaboradores (190.000 euros, incluidas las cotizaciones sociales), mientras que las siguientes partidas están relacionadas con la impresión y envío de la revista impresa: cerca de 30.000 euros por cada concepto. Los 36.000 euros de pérdidas operativas de 2021 se suman a los números rojos de 26.400 euros de 2020 y a las expectativas también negativas para 2022, que han acelerado las tendencias adversas como consecuencia de la incertidumbre económica y el aumento de los costes de impresión.
Este cuadro tan sombrío ha obligado a la Alta Conducción a tomar medidas de contención del gasto, como la reducción de la tirada a 10.000 ejemplares, de colaboraciones externas y, provisionalmente, incluso de la paginación, que se redujo provisionalmente a 24 páginas, si bien ya se han logrado recuperar las 32 habituales. El gran reto está, sin embargo, en aumentar los ingresos y en hacerlos menos dependientes de la revista impresa. Ello implica no solo acelerar los procesos digitales asociados a la revista, sino también buscar nuevas fórmulas y ventanas que ayuden a compensar la caída de ingresos de la venta en quiosco y el aumento de los costes de impresión.
En cuanto a la digitalización, el primer trimestre de 2022 Mongolia lanzó la suscripción digital (38 euros al año), que permite no solo el acceso a la revista en un formato equiparable al PDF, sino también a la hemeroteca completa de la publicación. La opción digital está ahora también disponible en la modalidad de suscripción general (45 euros anuales), que incluye el envío al domicilio de la revista en papel por Correos. Las suscripciones se han convertido en el núcleo del modelo de Mongolia y en su principal sostén económico. El ejercicio de 2021 se cerró con 3.590 suscriptores, lo que supone un crecimiento del 25% con respecto al año anterior.
Algunas de las nuevas fórmulas con las que Mongolia aspira a apuntalar el modelo de negocio ya se están ensayando, como la edición de libros (desde la saga de novela negra medieval protagonizada por Güilliam de Candford y escrita por el emprendedor Daniel Bilbao hasta Por la gracia de su católica majestad, de Isabelo Herreros) o agendas (la de 2023, que de nuevo incluirá la compatibilidad entre el calendario gregoriano y el que implantó la Revolución francesa, podrá ya reservarse muy pronto), así como la recuperación de formatos audiovisuales o en vivo, como el Mongolia habla con… o los shows en teatros, ahora centrados en Mongolity, una propuesta de Darío Adanti y Silvia Sparks con presencia también del Reality News, la sección de información de Mongolia.
En los próximos meses se lanzarán nuevas propuestas, en ocasiones experimentales, pero siempre con el objetivo de ensayar nuevos canales que faciliten la conexión con el pueblo mongol más allá de la revista escrita y que ayuden a proyectar una imagen renovada del proyecto. Tras una década como una de las principales caras públicas de Mongolia, el psicólogo y ensayista Edu Galán ha tomado un rumbo propio y ya no está vinculado a los contenidos de este proyecto satírico ni tampoco a la Alta Conducción, si bien mantiene sus participaciones en la empresa editora. En cambio, las locuras asociadas a esta salvaje cabecera se nutren ahora de savia nueva tras la incorporación de la periodista y fotógrafa Elena Alcalde como community manager y la mayor implicación de la filósofa y humorista Silvia Sparks.
En esta nueva fase, Mongolia aspira a estrechar lazos con otros actores afines para afrontar proyectos comunes, ya sea de tipo comercial o de contenidos, siempre con el fin último de reforzar el proyecto y de ganar ambición. Entre otros, con El- Diario.es y la plataforma de cine Filmin, con los que ya ofrece planes de suscripciones conjuntas; el Teatro del Barrio, que alberga en Madrid las representación del nuevo show Mongolity; la Agencia Zoom, que produce la nueva sección de fotoperiodismo del Reality News; Mongolia Showcase, SL, el nuevo proyecto de contenidos de humor en vivo y para las nuevas redes sociales como Twitch que promueven algunos socios de Mongolia y en el que la revista está involucrada con un 20% de participación accionarial, y la plataforma News To You. Como ávidos lectores de la Biblia, un día subrayamos lo de “sed fecundos y multiplicaos”. Ha llegado la hora de cumplir con las obligaciones que nos fijó el Todopoderoso: ¡Vamooooooooooooooooooooooo!
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Suscríbete a Mongolia y ayuda a consolidar este proyecto de periodismo irreverente e insumiso, a partir de solo 38 euros al año, o dona para la causa la cantidad que quieras. ¡Cualquier aportación es bienvenida!
Mongolia nació en plena crisis del sector de la prensa en papel y solo el compromiso entusiasta de todos los involucrados —redactores, trabajadores, colaboradores y comunidad lectora— explica el milagro de supervivencia en condiciones tan complicadas. El contexto de adversidad se ha agravado con la pandemia, el cierre o reconversión subsiguiente de muchos quioscos (cada vez menos relacionados con la venta de diarios y revistas) y ahora con la subida brutal de los costes de impresión, que han aumentado más del 40% en los últimos meses como consecuencia de la guerra de Ucrania y de la propia transformación del sector de la impresión, cada vez más orientado hacia la paquetería.
Las cuentas de 2021 de Editorial Mong, SL, no reflejan todavía el impacto de la superinflación, pero sí muestran ya el agujero de la caída imparable de la venta en quiosco, que, pese a su histórica preponderancia, en el pasado ejercicio pasó a ser la tercera fuente de ingresos de la empresa editora de la revista, por detrás de las suscripciones y de las campañas de micromecenazgo. Esta caída de ingresos es especialmente relevante en un proyecto que, sin renunciar a la publicidad, no quiere depender de ella, precisamente como elemento central para reforzar su independencia.
En 2021, la cifra de negocios alcanzó los 304.000 euros. Las principales fuentes de ingresos en el ejercicio fueron las suscripciones (87.100 €, -10%), las campañas de micromecenazgo, muy potenciadas ante la exigencia de pagar la indemnización a Ortega Cano (76.000 euros, +280%), la venta en quioscos (59.000 €, -24%) y la publicidad (45.000 €, +61%). La comunidad lectora de Mongolia aportó el 76,6% de los ingresos de la empresa en 2021 Por lo que afecta a los gastos, estos totalizaron 340.000 euros. La mayor parte se destinaron a la retribución de trabajadores y colaboradores (190.000 euros, incluidas las cotizaciones sociales), mientras que las siguientes partidas están relacionadas con la impresión y envío de la revista impresa: cerca de 30.000 euros por cada concepto. Los 36.000 euros de pérdidas operativas de 2021 se suman a los números rojos de 26.400 euros de 2020 y a las expectativas también negativas para 2022, que han acelerado las tendencias adversas como consecuencia de la incertidumbre económica y el aumento de los costes de impresión.
Este cuadro tan sombrío ha obligado a la Alta Conducción a tomar medidas de contención del gasto, como la reducción de la tirada a 10.000 ejemplares, de colaboraciones externas y, provisionalmente, incluso de la paginación, que se redujo provisionalmente a 24 páginas, si bien ya se han logrado recuperar las 32 habituales. El gran reto está, sin embargo, en aumentar los ingresos y en hacerlos menos dependientes de la revista impresa. Ello implica no solo acelerar los procesos digitales asociados a la revista, sino también buscar nuevas fórmulas y ventanas que ayuden a compensar la caída de ingresos de la venta en quiosco y el aumento de los costes de impresión.
En cuanto a la digitalización, el primer trimestre de 2022 Mongolia lanzó la suscripción digital (38 euros al año), que permite no solo el acceso a la revista en un formato equiparable al PDF, sino también a la hemeroteca completa de la publicación. La opción digital está ahora también disponible en la modalidad de suscripción general (45 euros anuales), que incluye el envío al domicilio de la revista en papel por Correos. Las suscripciones se han convertido en el núcleo del modelo de Mongolia y en su principal sostén económico. El ejercicio de 2021 se cerró con 3.590 suscriptores, lo que supone un crecimiento del 25% con respecto al año anterior.
Algunas de las nuevas fórmulas con las que Mongolia aspira a apuntalar el modelo de negocio ya se están ensayando, como la edición de libros (desde la saga de novela negra medieval protagonizada por Güilliam de Candford y escrita por el emprendedor Daniel Bilbao hasta Por la gracia de su católica majestad, de Isabelo Herreros) o agendas (la de 2023, que de nuevo incluirá la compatibilidad entre el calendario gregoriano y el que implantó la Revolución francesa, podrá ya reservarse muy pronto), así como la recuperación de formatos audiovisuales o en vivo, como el Mongolia habla con… o los shows en teatros, ahora centrados en Mongolity, una propuesta de Darío Adanti y Silvia Sparks con presencia también del Reality News, la sección de información de Mongolia.
En los próximos meses se lanzarán nuevas propuestas, en ocasiones experimentales, pero siempre con el objetivo de ensayar nuevos canales que faciliten la conexión con el pueblo mongol más allá de la revista escrita y que ayuden a proyectar una imagen renovada del proyecto. Tras una década como una de las principales caras públicas de Mongolia, el psicólogo y ensayista Edu Galán ha tomado un rumbo propio y ya no está vinculado a los contenidos de este proyecto satírico ni tampoco a la Alta Conducción, si bien mantiene sus participaciones en la empresa editora. En cambio, las locuras asociadas a esta salvaje cabecera se nutren ahora de savia nueva tras la incorporación de la periodista y fotógrafa Elena Alcalde como community manager y la mayor implicación de la filósofa y humorista Silvia Sparks.
En esta nueva fase, Mongolia aspira a estrechar lazos con otros actores afines para afrontar proyectos comunes, ya sea de tipo comercial o de contenidos, siempre con el fin último de reforzar el proyecto y de ganar ambición. Entre otros, con El- Diario.es y la plataforma de cine Filmin, con los que ya ofrece planes de suscripciones conjuntas; el Teatro del Barrio, que alberga en Madrid las representación del nuevo show Mongolity; la Agencia Zoom, que produce la nueva sección de fotoperiodismo del Reality News; Mongolia Showcase, SL, el nuevo proyecto de contenidos de humor en vivo y para las nuevas redes sociales como Twitch que promueven algunos socios de Mongolia y en el que la revista está involucrada con un 20% de participación accionarial, y la plataforma News To You. Como ávidos lectores de la Biblia, un día subrayamos lo de “sed fecundos y multiplicaos”. Ha llegado la hora de cumplir con las obligaciones que nos fijó el Todopoderoso: ¡Vamooooooooooooooooooooooo!
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