Abc se pone las botas con un informe de Hacienda sobre Oleguer Pujol y su polémica sociedad Drago Capital, y dedica también una pieza a su socio, Luis Iglesias (Su socio “fingió” residir en Londres para no pagar al fisco, 7/ 5). Pero así como de Pujol subraya que es hijo del ex presidente de la Generalitat, ¿por qué no dice nunca que Luis Iglesias es el yerno de Eduardo Zaplana?

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El País publica en portada que los Premios Ortega y Gasset, que concede el diario, "premian la libertad de expresión" (7 / 5). Ojo: el premio no recae en Ignacio Echevarría, crítico literario objeto de una célebre censura en el diario por una crítica negativa de un libro que editaba una editorial del grupo, sino en Teodoro Petkoff, cuyo semanario se publica desde hace 15 años en la "autoritaria" Venezuela. Es cierto que en marzo cerró la edición en papel, pero el periódico lo atribuye al chavismo sin ni siquiera mencionar que su circulación estaba por debajo de los 4.000 ejemplares. Y el premio lo recogió Felipe González, ahora abogado de la oposición venezolana y a la vez miembro del consejo editorial de El País, que da el premio. ¿No canta un poco?

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Abc da gran pompa a la entrega de los Premios Internacionales Rey de España de Periodismo, patrocinados por OHL, y subraya que “El Rey advierte de que no toda comunicación es periodismo” (8 /5). Unas páginas antes se lee que Un caso de supuestas irregularidades en México golpea OHL. ¿Nos podría aclarar su Majestad si se trata de comunicación o de periodismo?

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El País estrena un Diario de campaña (8/5) en el que se van turnando el ex jefe de Comunicación del Rey Juan Carlos, un socio de Llorente Cuenca que es "jefe de campaña de varios candidatos del PSOE" -¿cuáles?- y un exministro del PP. Unas páginas después se encuentra el editorial, Situación muy compleja (8/5): "Se necesita un cambio de mentalidad para comprender y asumir las razones de la nueva cultura política". Faltaría añadir: “Como bien demuestra nuestro Diario de Campaña".

La última encuesta preelectoral del CIS indica que la suma del PP y el PSOE aumenta 0,4 puntos respecto al barómetro de abril, pero ello le basta a La Vanguardia para concluir en portada que El bipartidismo se rearma (8/ 5).

El Mundo dedica una crónica a la conmemoración en Alemania del fin de la II Guerra Mundial (8 /5) y la titula: “El nazismo no era entonces lo que es hoy”. Todo un ejemplo de la función de los periódicos en el siglo XXI: aportar auténtico valor añadido.

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La Vanguardia da semáforo verde a Enrique Lacalle por el Salón del Automóvil (10 /5) ya el mismo día en que arranca, por su gran éxito. ¿Volverá a dar al miembro del consejo de Administración del diario tan alto honor también cuando cierre el salón, el 17, y también por su gran éxito?

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Salvador Sostres resume en Ada, Pablo y Esperanza (El Mundo, 10 /5) su visión de Podemos: “un jacuzzi mental para que los fracasados puedan sentirse víctimas en lugar de culpables” y una “evasión para los que no tienen inteligencia ni voluntad para llegar a más”. ¿Y cómo de fracasado le ha parecido que cierre el negocio familiar que le permitió vivir del cuento y publicar un artículo culpando de ello a mamá?

El Mundo anuncia el nuevo acomodo de su decapitado director, Casimiro García-Abadillo, en un artículo aparentemente laudatorio (García-Abadillo, articulista de referencia en ‘El Mundo, 10/ 5), pero con muy mala leche: ¿cómo explicar si no que se cite entre sus grandes gestas periodísticas el seguimiento “de los atentados del 11-M”?

El País enseña al fin su gran rediseño (11/5) y resulta ser una vuelta a El País de hace una década, entradilla incluida... aunque ciertamente con menos columnistas de izquierda. El mejor símbolo es el cambio de nombre de la sección de Economía. Empezó como Economía y Trabajo, en el anterior rediseño se quedó en Economía, a secas, y ahora se convierte en Economía y Negocios. Es una buena síntesis de la evolución de El País.

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A falta de exclusivas para acompañar el lanzamiento, la primera portada de la nueva etapa de El País rediseñado es una entrevista a cuatro columnas a... ¡Albert Rivera!, (“Es posible pactar con el PSOE y el PP, incluso con Podemos”) (11 /5). Toda una declaración de intenciones. Y si alguna vez Rivera llega a presidente y concede una entrevista a El País al menos tendrá que darla a cinco columnas, ¿no?

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Otra novedad de El País rediseñado es que ha eliminado el espacio para seguir la evolución de las empresas cotizadas que no forman parte del Ibex. ¿Es para no arruinar el desayuno a los sufridos lectores del diario que compraron acciones de Prisa, que llegaron a cotizar a 27 euros y que ahora están en apenas 30 céntimos?

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Abc publica otro artículo incendiario de Juan Manuel de Prada (Una montaña de mentiras, 11/ 5), en el que el autor de Coños advierte que “la metafísica que alumbraba en aquella ideología criminal [el nazismo]” se refugió entre los vencedores de la II Guerra Mundial y “hoy campa orgullosa en el Nuevo Orden Mundial”. Si Abc jaleó en su día a Hitler y hoy jalea el Nuevo Orden Mundial liderado por Occidente, habrá que deducir que la metafísica del nazismo campa a sus anchas en Abc, ¿no? Así parece decirlo al menos uno de los colaboradores señeros del diario.

En Teorías conspirativas (La Vanguardia, 12/5), el director del diario, Màrius Carol ningunea el trabajo de Seymour Hersh sobre la captura y muerte de Bin Laden y lo manda al rincón de las “teorías conspirativas”. Tiene derecho, claro. ¿Pero entonces por qué coloca en portada “la investigación periodística” con el título de “Bin Laden pudo ser eliminado gracias a un soplo de 25 millones”?

El País dedica un editorial a subrayar que "el cambio generacional en marcha en España debe mantenerse y ampliarse" (Dejen paso', 13 /5).  ¿Va a seguir el director, Antonio Caño, el mismo camino de Casimiro García-Abadillo? ¿Consultó el editorial con Juan Luis Cebrián, que sigue en el puesto de mando con 70 años cumplidos y tras imponer centenares de jubilaciones forzosas en el grupo?

La Razón no cesa de dar la matraca con el hecho de que el portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, asesoró supuestamente al PRD panameño, algo realmente extraño tratándose de un partido de la Internacional Socialista, como el PSOE. Pero lo raro de verdad es que esto escandalice al director de La Razón, Francisco Marhuenda, que durante años compaginó sus tareas como jefe de Gabinete de Mariano Rajoy con suculentas y fijas consultorías al Colegio de Graduados Sociales de Barcelona, que por entonces presidía el suegro de Alberto Fernández Díaz.

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