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«Algunos cowboys de la tecnología tienen ideología nazi»
La periodista Marta Peirano es una de las referencias en la información sobre tecnología, poder y capitalismo de vigilancia. Columnista de ‘El País’ y autora de ‘El enemigo conoce el sistema’ y ‘Contra el futuro’, ambos en Debate, fue la invitada del pasado enero en el ‘show’ de ‘Mongolia’ en el Teatro del Barrio. Lo que sigue son extractos de la conversación.
A finales del siglo XX parecía que la revolución tecnológica nos iba a llevar a una especie de utopía maravillosa y democrática. ¿Crees que vamos hacia ahí?
Claramente, no. Pero hay una confusión: solemos equiparar la tecnología a las redes sociales y esto es absurdo. Se advierte mucho frente a la tecnología cuando en realidad se refiere a las redes. ¿Cómo va a ser mala la tecnología? Las redes sociales son solo una parte muy superficial de Internet, pero suelen acaparar el discurso.
¿Las grandes promesas incumplidas no son anteriores a la irrupción de las redes?
Lo que lo tuerce todo son las redes sociales. Fíjate en Elon Musk, que dijo que compraba Twitter porque es “la plaza pública mundial”, donde todo el mundo habla. ¿Pero cómo va a ser la plaza pública si te la acabas de comprar? No tiene sentido, y sin embargo pensamos que sí. Las utilizamos como si fueran la plaza pública cuando son plataformas publicitarias de un puñado de empresas que se dedican a extraer datos para ganar dinero de ti y, además, vendiéndote productos ideológicos.
Musk incluso participa en actos políticos con la ultra Meloni. ¿Cómo es posible que se preste a ello?
Pues porque es nazi.
¿Tanto como nazi?
Déjame recordar una cosa, que quizá aclara la duda: él considera que sus genes son de tanta calidad que tiene que hacer el máximo número posible de hijos al máximo número posible de mujeres, que él ha elegido como test de calidad para poder repoblar el planeta mientras se mueren todos los demás. ¿Cómo llamarle a esto? A mí me parece muy nazi.
No es broma, ¿eh?
¿Cómo va a ser broma? Tiene ya 11 hijos, que se sepa… Los primeros los hizo, digamos, de la manera tradicional, pero luego los va encargando cada vez que ve a una ingeniera o alguien que le gusta.
Y crees que Musk es representativo de Silicon Valley?
Ciertamente es especial, pero porque es el más rico. Dentro de su círculo, en el que él claramente es el rey, hay un grupo que hace 10 años se autodenominaba neoconservador y ahora la “nueva ilustración oscura”. Hay fondos de inversión, angels investors, empresarios que se piensan que les ha ido muy bien porque son listísimos y no porque papá les dio un millón de dólares para empezar. Esta gente está convencida de que la democracia es un retraso y que todos los avances sociales frenan el progreso. Y defienden el aceleracionismo efectivo…
¿Eso qué es?
Es parte de la ideología de esta nueva ultraderecha que, como viene disfrazada de tecnócrata, parece otra cosa, pero tiene un fondo nazi. Hablan de cómo la democracia está entorpeciendo un progreso que en realidad favorece a la humanidad. Y es que para ellos no todo el mundo es humanidad, algunos son lastre. Esta es la ideología detrás de mucha de esta gente, que considera que con el hecho de ser multimillonarios demuestran su superioridad.
Dicen que actúan para salvar a la especie.
Ojo: ¡para salvar a su especie! Musk es un nazi odioso, pero cuesta odiarle porque se le van escapando todo el rato las cosas y al final, pues, no engaña. Hay un vídeo en el que dice que hay que ir a Marte porque el siguiente paso de la humanidad tiene que ser interestelar, pero que él no iría porque los primeros que vayan probablemente morirán antes de llegar. Y el presentador se ríe. Dice exactamente lo que piensa pero nadie le cree.
En tus libros has contado las conexiones de esta gente con el Pentágono. ¿Son realmente poderosos o es el poder el que se sirve de ellos?
Algunos son tontos útiles, pero no creo que sea el caso ni de Elon Musk ni de Jeff Bezos, que son los grandes contratistas del Pentágono. Musk tiene una empresa que ha sustituido a la NASA, con lo que ha privatizado la carrera espacial americana. Lo gordo no es comprar Twitter, que no deja de ser un chicle masticado que se ha metido en el bolsillo… ¡sino quedarse la NASA! Está privatizando infraestructuras críticas del Gobierno.
Su biógrafo, Walter Issacson, explica que Ucrania rogó a Musk que le prestara los satélites para poder atacar. ¡A Musk, no a EEUU! ¿Empieza a ser más poderoso que Biden?
Cuando pienso en la tecnología, pienso sobre todo en las infraestructuras. Desde esta perspectiva, Biden es jefe de una institución en crisis, mientras que Musk se está quedando las infraestructuras críticas: se ha sacado del bolsillo el tema de los nanosatélites, que es la infraestructura de telecomunicaciones menos vulnerable a las crisis medioambientales como terremotos, huracanes o tsunamis. Las otras pueden caerse, pero esta aguanta siempre. Que una sola persona haya podido generar una red de telecomunicaciones que sustituye a todas las demás, a nivel planetario y ocupando el espacio aéreo, trasciende a cualquier presidente.
¿Musk es el más importante de toda la banda de Silicon Valley?
No necesariamente; depende de lo que más te preocupe. Estos cowboys de la tecnología están sustituyendo nuestras infraestructuras críticas. Fíjate en Internet, que fundamentalmente son los cables submarinos que conectan los continentes a través del océano. Los primeros cables los ponían las operadoras, que en su mayoría eran públicas, y en consorcio. Ahora, las dos últimas que han llegado a España son de Facebook- Microsoft y de Google: son las más rápidas, las más nuevas, las mejores. En algún momento vamos a depender de estas empresas como Zelensky depende de Musk.
¿La ciudadanía está a tiempo de hacer algo antes de que sea demasiado tarde?
Es injusto pedirle a la ciudadanía que renuncie a las herramientas de su tiempo. Pero no es necesario que estas herramientas sean extractivas, que se aprovechen de nosotros, que nos vigilen o que nos usen. A quien hay que pedirle que asegure que el producto no es venenoso es a los poderes públicos, de la misma forma que si compro una lata en el supermercado puedo estar seguro de que no me va a matar. Y sin embargo, no puedo asegurar que si me bajo una aplicación de Internet no se esté causando daño a mis hijos. No podemos resolver este problema individualmente, sino que hay que exigir que se hagan cumplir las leyes. Pero ahí está la dificultad: cuando las infraestructuras no son tuyas, es muy difícil vigilarlas, monitorizarlas o cancelarlas.
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Claramente, no. Pero hay una confusión: solemos equiparar la tecnología a las redes sociales y esto es absurdo. Se advierte mucho frente a la tecnología cuando en realidad se refiere a las redes. ¿Cómo va a ser mala la tecnología? Las redes sociales son solo una parte muy superficial de Internet, pero suelen acaparar el discurso.
¿Las grandes promesas incumplidas no son anteriores a la irrupción de las redes?
Lo que lo tuerce todo son las redes sociales. Fíjate en Elon Musk, que dijo que compraba Twitter porque es “la plaza pública mundial”, donde todo el mundo habla. ¿Pero cómo va a ser la plaza pública si te la acabas de comprar? No tiene sentido, y sin embargo pensamos que sí. Las utilizamos como si fueran la plaza pública cuando son plataformas publicitarias de un puñado de empresas que se dedican a extraer datos para ganar dinero de ti y, además, vendiéndote productos ideológicos.
Musk incluso participa en actos políticos con la ultra Meloni. ¿Cómo es posible que se preste a ello?
Pues porque es nazi.
¿Tanto como nazi?
Déjame recordar una cosa, que quizá aclara la duda: él considera que sus genes son de tanta calidad que tiene que hacer el máximo número posible de hijos al máximo número posible de mujeres, que él ha elegido como test de calidad para poder repoblar el planeta mientras se mueren todos los demás. ¿Cómo llamarle a esto? A mí me parece muy nazi.
No es broma, ¿eh?
¿Cómo va a ser broma? Tiene ya 11 hijos, que se sepa… Los primeros los hizo, digamos, de la manera tradicional, pero luego los va encargando cada vez que ve a una ingeniera o alguien que le gusta.
Y crees que Musk es representativo de Silicon Valley?
Ciertamente es especial, pero porque es el más rico. Dentro de su círculo, en el que él claramente es el rey, hay un grupo que hace 10 años se autodenominaba neoconservador y ahora la “nueva ilustración oscura”. Hay fondos de inversión, angels investors, empresarios que se piensan que les ha ido muy bien porque son listísimos y no porque papá les dio un millón de dólares para empezar. Esta gente está convencida de que la democracia es un retraso y que todos los avances sociales frenan el progreso. Y defienden el aceleracionismo efectivo…
¿Eso qué es?
Es parte de la ideología de esta nueva ultraderecha que, como viene disfrazada de tecnócrata, parece otra cosa, pero tiene un fondo nazi. Hablan de cómo la democracia está entorpeciendo un progreso que en realidad favorece a la humanidad. Y es que para ellos no todo el mundo es humanidad, algunos son lastre. Esta es la ideología detrás de mucha de esta gente, que considera que con el hecho de ser multimillonarios demuestran su superioridad.
Dicen que actúan para salvar a la especie.
Ojo: ¡para salvar a su especie! Musk es un nazi odioso, pero cuesta odiarle porque se le van escapando todo el rato las cosas y al final, pues, no engaña. Hay un vídeo en el que dice que hay que ir a Marte porque el siguiente paso de la humanidad tiene que ser interestelar, pero que él no iría porque los primeros que vayan probablemente morirán antes de llegar. Y el presentador se ríe. Dice exactamente lo que piensa pero nadie le cree.
En tus libros has contado las conexiones de esta gente con el Pentágono. ¿Son realmente poderosos o es el poder el que se sirve de ellos?
Algunos son tontos útiles, pero no creo que sea el caso ni de Elon Musk ni de Jeff Bezos, que son los grandes contratistas del Pentágono. Musk tiene una empresa que ha sustituido a la NASA, con lo que ha privatizado la carrera espacial americana. Lo gordo no es comprar Twitter, que no deja de ser un chicle masticado que se ha metido en el bolsillo… ¡sino quedarse la NASA! Está privatizando infraestructuras críticas del Gobierno.
Su biógrafo, Walter Issacson, explica que Ucrania rogó a Musk que le prestara los satélites para poder atacar. ¡A Musk, no a EEUU! ¿Empieza a ser más poderoso que Biden?
Cuando pienso en la tecnología, pienso sobre todo en las infraestructuras. Desde esta perspectiva, Biden es jefe de una institución en crisis, mientras que Musk se está quedando las infraestructuras críticas: se ha sacado del bolsillo el tema de los nanosatélites, que es la infraestructura de telecomunicaciones menos vulnerable a las crisis medioambientales como terremotos, huracanes o tsunamis. Las otras pueden caerse, pero esta aguanta siempre. Que una sola persona haya podido generar una red de telecomunicaciones que sustituye a todas las demás, a nivel planetario y ocupando el espacio aéreo, trasciende a cualquier presidente.
¿Musk es el más importante de toda la banda de Silicon Valley?
No necesariamente; depende de lo que más te preocupe. Estos cowboys de la tecnología están sustituyendo nuestras infraestructuras críticas. Fíjate en Internet, que fundamentalmente son los cables submarinos que conectan los continentes a través del océano. Los primeros cables los ponían las operadoras, que en su mayoría eran públicas, y en consorcio. Ahora, las dos últimas que han llegado a España son de Facebook- Microsoft y de Google: son las más rápidas, las más nuevas, las mejores. En algún momento vamos a depender de estas empresas como Zelensky depende de Musk.
¿La ciudadanía está a tiempo de hacer algo antes de que sea demasiado tarde?
Es injusto pedirle a la ciudadanía que renuncie a las herramientas de su tiempo. Pero no es necesario que estas herramientas sean extractivas, que se aprovechen de nosotros, que nos vigilen o que nos usen. A quien hay que pedirle que asegure que el producto no es venenoso es a los poderes públicos, de la misma forma que si compro una lata en el supermercado puedo estar seguro de que no me va a matar. Y sin embargo, no puedo asegurar que si me bajo una aplicación de Internet no se esté causando daño a mis hijos. No podemos resolver este problema individualmente, sino que hay que exigir que se hagan cumplir las leyes. Pero ahí está la dificultad: cuando las infraestructuras no son tuyas, es muy difícil vigilarlas, monitorizarlas o cancelarlas.
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