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"Los dogmas religiosos no tienen ninguna bula en democracia para evitar la sátira"
El coeditor de Mongolia declara como imputado en una querella de Manos Limpias
El coeditor de la revista Mongolia Pere Rusiñol, ha declarado como imputado de un delito de "ofensas a los sentimientos religiosos" en el juzgado número 12 de Barcelona. Rusiñol ha explicado a la juez que Mongolia emplea la sátira como una forma de crítica social amparada por el ordenamiento jurídico español y europeo, que protege la libertad de expresión y de información, y que los dogmas de las religiones no tienen ninguna bula particular en democracia.
Darío Adanti, también coeditor de la revista satírica y de información e igualmente imputado, no pudo prestar declaración por problemas logísticos relacionados con la declaración telemática desde Madrid. Pese a ello, el letrado de Mongolia, José Luis Mazón, considera que con la declaración ya ha quedado claro que Mongolia no ha cometido ningún delito, por lo que solicitará el archivo inmediato de la querella presentada por la organización ultraderechista Manos Limpias.
Ningún letrado de Manos Limpias, cuya cúpula fue condenada en la Audiencia Nacional por extorsión, asistió a la declaración en el juzgado. Tampoco hizo acto de presencia el Ministerio Fiscal.
El origen de la querella es la portada del pasado diciembre de Mongolia, en la que se reproducía una versión satírica del belén navideño. Otras tres entidades ultracatólicas -Hazte Oír, Abogados Cristianos y el Movimiento carlista- han presentado también querellas contra Editorial Mong SL, la empresa editora de la revista, pero las han dirigido al juzgado de Mataró, que todavía no ha comunicado la apertura de diligencia alguna.
Las querellas de grupos ultracatólicas contra el humor y la disidencia se han incrementado en los últimos años, envalentonados por el auge de Vox. Uno de los líderes de esta formación, Jorge Buxadé, alentó públicamente a la presentación de querellas contra Mongolia cuando llegó a los quioscos el número de diciembre con el belén navideño en portada, que incluía una alegoría del niño Jesús a través del emoticón de un helado de chocolate, que fue interpretado por estos grupos ultracatólicos como si se tratara de un excremento.
Mongolia ha reunido varios casos de acoso judicial promovido por los ultracatólicos y otros colectivos reaccionarios contra la sátira y la libertad de expresión en un libro, "Libertad de impresión", que se ha editado gracias al apoyo económico de la comunidad lectora y amiga de la revista. Como demuestra el libro, no todas las causas acaban inexorablemente en archivo: especialmente sangrante es la condena al colectivo feminista El Coño Insumiso de Málaga por interpretar versiones satíricas del Padrenuestro y el Avemaría. La condena fue ratificada por la Audiencia Provincial y está pendiente del recurso presentado ante el Tribunal Supremo.
Sindicatos de periodistas, Amnistía Internacional, Europa Laica y otras entidades han mostrado públicamente el apoyo a Mongolia y han lanzado apelaciones a reformar el Código Penal para eliminar los vestigios nacional-católicos que aún contiene, como el delito de "ofensas a los sentimientos religiosos", un eufemismo de blasfemia. España va con un retraso de siglos con respecto a otras democracias occidentales: Francia eliminó el delito de blasfemia en el ya muy lejano año de 1793. Mongolia nació en 2012 con el objetivo de contribuir a ensanchar los márgenes de la libertad de expresión en España y equipararla a las democracias liberales más consolidadas. Sin embargo, la evolución desde entonces ha ido en dirección contraria, con cada vez más dificultades para ejercer la libertad de expresión y de crítica.
Los colectivos de periodistas advierten de que este tipo de procedimientos penales buscan coartar la libertad de expresión incluso cuando acaban en archivo, puesto que siempre exigen gastos extraordinarios para pagar abogados, procuradores y otros desembolsos exigidos por el procedimiento, que pueden poner en dificultades económicas a los proyectos independientes, que no cuentan con grandes capitales detrás.
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Darío Adanti, también coeditor de la revista satírica y de información e igualmente imputado, no pudo prestar declaración por problemas logísticos relacionados con la declaración telemática desde Madrid. Pese a ello, el letrado de Mongolia, José Luis Mazón, considera que con la declaración ya ha quedado claro que Mongolia no ha cometido ningún delito, por lo que solicitará el archivo inmediato de la querella presentada por la organización ultraderechista Manos Limpias.
Ningún letrado de Manos Limpias, cuya cúpula fue condenada en la Audiencia Nacional por extorsión, asistió a la declaración en el juzgado. Tampoco hizo acto de presencia el Ministerio Fiscal.
El origen de la querella es la portada del pasado diciembre de Mongolia, en la que se reproducía una versión satírica del belén navideño. Otras tres entidades ultracatólicas -Hazte Oír, Abogados Cristianos y el Movimiento carlista- han presentado también querellas contra Editorial Mong SL, la empresa editora de la revista, pero las han dirigido al juzgado de Mataró, que todavía no ha comunicado la apertura de diligencia alguna.
Las querellas de grupos ultracatólicas contra el humor y la disidencia se han incrementado en los últimos años, envalentonados por el auge de Vox. Uno de los líderes de esta formación, Jorge Buxadé, alentó públicamente a la presentación de querellas contra Mongolia cuando llegó a los quioscos el número de diciembre con el belén navideño en portada, que incluía una alegoría del niño Jesús a través del emoticón de un helado de chocolate, que fue interpretado por estos grupos ultracatólicos como si se tratara de un excremento.
Mongolia ha reunido varios casos de acoso judicial promovido por los ultracatólicos y otros colectivos reaccionarios contra la sátira y la libertad de expresión en un libro, "Libertad de impresión", que se ha editado gracias al apoyo económico de la comunidad lectora y amiga de la revista. Como demuestra el libro, no todas las causas acaban inexorablemente en archivo: especialmente sangrante es la condena al colectivo feminista El Coño Insumiso de Málaga por interpretar versiones satíricas del Padrenuestro y el Avemaría. La condena fue ratificada por la Audiencia Provincial y está pendiente del recurso presentado ante el Tribunal Supremo.
Sindicatos de periodistas, Amnistía Internacional, Europa Laica y otras entidades han mostrado públicamente el apoyo a Mongolia y han lanzado apelaciones a reformar el Código Penal para eliminar los vestigios nacional-católicos que aún contiene, como el delito de "ofensas a los sentimientos religiosos", un eufemismo de blasfemia. España va con un retraso de siglos con respecto a otras democracias occidentales: Francia eliminó el delito de blasfemia en el ya muy lejano año de 1793. Mongolia nació en 2012 con el objetivo de contribuir a ensanchar los márgenes de la libertad de expresión en España y equipararla a las democracias liberales más consolidadas. Sin embargo, la evolución desde entonces ha ido en dirección contraria, con cada vez más dificultades para ejercer la libertad de expresión y de crítica.
Los colectivos de periodistas advierten de que este tipo de procedimientos penales buscan coartar la libertad de expresión incluso cuando acaban en archivo, puesto que siempre exigen gastos extraordinarios para pagar abogados, procuradores y otros desembolsos exigidos por el procedimiento, que pueden poner en dificultades económicas a los proyectos independientes, que no cuentan con grandes capitales detrás.
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