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Nace OLA, una plataforma contra la censura cultural que están perpetrando los ultras desde las instituciones
La Organización para la Libertad Artística -OLA- nace como reacción de numerosas profesionales y amantes de la cultura que se han articulado espontáneamente en varios canales de comunicación (telegram y whatsapp), frente a los casos de censura cultural que van en aumento.
(C) Geraldine Leloutre
Con la voluntad de que este activismo no se quede en las redes sociales, compartimos este manifiesto como inicio de un movimiento que persigue ser plataforma estable en el tiempo y herramienta de protección de una cultura plural.
Entre sus acciones más destacadas, la publicación del manifiesto que reproducimos a continuación, y que se ha invitado a leer al inicio de las funciones de los teatros, o la performance que se desarrolló en distintas ciudades de España el pasado 18 de julio, y ha quedado en vídeos y fotos en el Instagram de la plataforma.
“Que nadie se equivoque. Pretenden silenciarnos y no lo vamos a permitir. Se ha cancelado la representación de una obra de Lope de Vega por sus “insinuaciones sexuales”. En Valdemorillo, Madrid, se ha suspendido una representación de Orlando de Virginia Woolf, una obra que reflexiona sobre el rol de la mujer en la sociedad. En Briviesca, Burgos, se ha cancelado la obra El mar: Visión de unos niños que no lo han visto nunca, que narra la historia de un profesor republicano. En una localidad de Cantabria se suspendió la proyección de una película de animación porque en unos fotogramas, que ocupan alrededor de 5 segundos, dos mujeres se besan. En Mallorca se retiró la representación de NUA, una obra que reflexiona sobre los trastornos alimenticios. En Murcia, un policía detuvo el concierto a Rocío Saiz por quitarse la camiseta. Podemos remontarnos más atrás, a casos como el de Paco Bezerra en los Teatros del Canal, a Eugenio Merino en ARCO, o a los raperos Valtònyc, exiliado, o Hasél, encarcelado. La lista cada vez es más larga.
Los distintos atentados culturales procedentes del sector más reaccionario, y que plagan nuestro país, confirman que los casos de censura artística que estamos padeciendo en los últimos tiempos no son anecdóticos o aislados. Estas acciones pretenden reprimir la expresión de la diversidad, así como impedir que soñemos con otras realidades que están por construirse. Ante la violencia contra una cultura plural, la tibia respuesta de las instituciones nos deja sin protección. Desde ahora, tomamos la palabra. La lucha es urgente.
Dicen que las Artes no pueden cambiar el mundo, pero es la mentira más grande jamás contada. La realidad es que sí que pueden. De hecho, no existe una herramienta de cambio más poderosa que la Cultura. Por eso, cuando el fascismo entra por la puerta, lo primero que sale por la ventana es la libertad de expresión. Y con la libertad de expresión, la capacidad crítica. Cuando el pueblo consigue pensar por sí mismo es un pueblo dueño de su pensamiento; pero, ante todo, es un pueblo que no necesita de la supervisión de nadie para sacar sus propias conclusiones.
La Cultura es un derecho humano fundamental que, en su creación, expresión y acceso, no debería someterse a ningún tipo de censura, ya sea política o económica. Hoy censuran para que mañana nos auto censuremos. Una mordaza que durante años se ha dejado crecer es el germen de estas cancelaciones. Por esta razón, vamos a hacer lo que está en la propia raíz de la Cultura: atravesar los límites del miedo, el silencio y la soledad.
Las personas que amamos la Cultura no nos quedaremos mirando mientras se nos pisotea. Animamos a todo el mundo a sumarse, a encontrarse y a organizarse para garantizar la libertad de expresión y artística. No solamente por defender al sector, sino por el conjunto de la sociedad, por avanzar hacia un futuro donde la Cultura sea verdaderamente un bien común.
No estamos solas.
No estamos desamparadas.
No estamos calladas.
Continuará…”
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