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"Postdecir", por José Errasti
Errasti, antes conocido como Antonio Rico, nos cuenta todo sobre un nuevo fenómeno, el postdecir

Les cuento un viejo chiste de psicoanalistas. Un paciente visita a su psicoanalista y le dice: «Doctor, desde que hago deporte noto que mi relación conyugal ha mejorado mucho, ¿por qué?». El psicoanalista le responde: «Estaba claro que iba a pasar eso, el deporte le relaja y eso reduce mucho las tensiones en su matrimonio». En la siguiente cita otro paciente le comenta: «Doctor, desde que hago deporte noto que mi relación conyugal ha empeorado mucho, ¿por qué?». El psicoanalista le responde: «Estaba claro que iba a pasar eso, el tiempo que dedica al deporte no se lo dedica a su pareja, ¿cómo no se va a resentir su relación?». Un tercer paciente le pregunta esa misma tarde: «Doctor, he empezado a hacer deporte y eso no ha afectado a mi relación de pareja, ¿por qué?». El psicoanalista le responde: «Estaba claro que iba a pasar eso, una relación conyugal depende de cosas mucho más profundas que hacer o no hacer deporte». Finalmente, un cuarto paciente le plantea esta cuestión: «Doctor, voy a empezar a hacer deporte, ¿cómo afectará eso a mi relación de pareja?», y el médico contesta: «Cada persona es un mundo, es imposible saberlo, el psicoanálisis es una ciencia muy profunda y complicada, pero no tenemos bolas de cristal».
Propongo una palabra nueva, «postdecir», para designar la actividad de algunas personas gracias a la cual son capaces de explicar por qué necesariamente han ocurrido ciertos hechos, pero únicamente después de que dichos hechos ocurran, nunca antes. Postdecir es predecir el pasado, razonar llegando a una conclusión solo cuando incluímos la conclusión en el grupo inicial de premisas, resolver un acertijo haciendo la trampa de mirar previamente su solución. De pronto España se ha llenado de ciudadanos con capacidades postdictivas asombrosas, que cada día explican con una exactitud de reloj suizo lo que ya ha ocurrido, aunque no aplican tan sofisticado superpoder a lo que va a ocurrir. Y exigen, por supuesto, hasta ahí podríamos llegar, la inmediata dimisión de todo aquel que no haya sido capaz de predecir lo que ellos han sido capaces de postdecir.
Propongo una palabra nueva, «postdecir», para designar la actividad de algunas personas gracias a la cual son capaces de explicar por qué necesariamente han ocurrido ciertos hechos, pero únicamente después de que dichos hechos ocurran, nunca antes. Postdecir es predecir el pasado, razonar llegando a una conclusión solo cuando incluímos la conclusión en el grupo inicial de premisas, resolver un acertijo haciendo la trampa de mirar previamente su solución. De pronto España se ha llenado de ciudadanos con capacidades postdictivas asombrosas, que cada día explican con una exactitud de reloj suizo lo que ya ha ocurrido, aunque no aplican tan sofisticado superpoder a lo que va a ocurrir. Y exigen, por supuesto, hasta ahí podríamos llegar, la inmediata dimisión de todo aquel que no haya sido capaz de predecir lo que ellos han sido capaces de postdecir.