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"La princesa está triste", por Andrés Vázquez de Sola
El Maestro nos habla hoy de una chica que se casó con un chico y luego el chico... bueno, nos habla de la Infanta Cristina...
12.12.2014
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¿Por qué suspira la princesa y anhela recuperar un cierto botín que la salve de las acechanzas de un juicio temerario? ¿Qué clase de botín es ese que le falta? ¿Qué injusto juicio?
En definitiva ¿qué significa la palabra botín?
A los saqueos de la soldadesca en campo enemigo, se les llama botín.
Al lucro debido al latrocinio de guante blanco, como al del bandolerismo, al del timo o al de cualquier otra mala maña, también la calificamos de botín.
De forma informal solemos denominar asimismo botín a cualquier ganancia, inesperadamente crasa, adquirida gracias a un fructífero negocio.
Un botín también puede ser una especie de zapato de los que se ponen en la chimenea en espera de que te echen los reyes… A este botín no puede referirse la princesa, puesto que a ella los reyes ya la han echado. Al menos, eso dicen.
En la jurisprudencia española –España es diferente- existe una doctrina –no muy católica- conocida como doctrina Botín. Esta doctrina, groso modo, consiste en no juzgar –y aún menos condenar- a los poderosos cuando roban, estafan, atracan y arruinan a pobres curritos, si los representantes del Poder de los poderosos hacen la vista gorda y escamotean la vista oral…
La princesa está triste. ¿Qué no tendrá la princesa?
No dejemos a Blancanieves morder la manzana emponzoñada, ni que le crezcan los enanitos. Ya su príncipe azul se ha tragado el marrón.
Ayudemos a Cenicienta a encontrar el botín que necesita, un botín a su medida. Un botín que le permita el sagrado derecho al trono…
El otro botín no debe preocuparnos, ella sabrá donde lo guarda.
En definitiva ¿qué significa la palabra botín?
A los saqueos de la soldadesca en campo enemigo, se les llama botín.
Al lucro debido al latrocinio de guante blanco, como al del bandolerismo, al del timo o al de cualquier otra mala maña, también la calificamos de botín.
De forma informal solemos denominar asimismo botín a cualquier ganancia, inesperadamente crasa, adquirida gracias a un fructífero negocio.
Un botín también puede ser una especie de zapato de los que se ponen en la chimenea en espera de que te echen los reyes… A este botín no puede referirse la princesa, puesto que a ella los reyes ya la han echado. Al menos, eso dicen.
En la jurisprudencia española –España es diferente- existe una doctrina –no muy católica- conocida como doctrina Botín. Esta doctrina, groso modo, consiste en no juzgar –y aún menos condenar- a los poderosos cuando roban, estafan, atracan y arruinan a pobres curritos, si los representantes del Poder de los poderosos hacen la vista gorda y escamotean la vista oral…
La princesa está triste. ¿Qué no tendrá la princesa?
No dejemos a Blancanieves morder la manzana emponzoñada, ni que le crezcan los enanitos. Ya su príncipe azul se ha tragado el marrón.
Ayudemos a Cenicienta a encontrar el botín que necesita, un botín a su medida. Un botín que le permita el sagrado derecho al trono…
El otro botín no debe preocuparnos, ella sabrá donde lo guarda.
VÁZQUEZ DE SOLA